LAS manifestaciones multitudinarias del 4 de diciembre de 1977 y el referéndum del 28 de febrero de 1980 expresaron la voluntad del pueblo andaluz de situarse en la vanguardia de las aspiraciones de autogobierno de máximo nivel en el conjunto de los pueblos de España. Desde Andalucía se dio un ejemplo extraordinario de unidad a la hora de expresar una voluntad inequívoca por la autonomía plena frente a los que no aceptaban que fuéramos una nacionalidad en el mismo plano que las que se acogían al artículo 151 de la Constitución.

La autonomía andaluza no ha sido una autonomía otorgada, regalada por el poder central del Estado, sino conquistada, arrancada, amasada con la sangre de José Manuel García Caparrós, con las movilizaciones y con los votos populares.

El poder andaluz, el nuevo Estatuto de Autonomía, la definición de Andalucía como realidad nacional, hunden sus raíces fundamentalmente en el 4 de diciembre. Andalucía ha sido la única comunidad que ha tenido una fuente de legitimidad específica en su vía de acceso a la autonomía expresada en la movilización ciudadana y en el referéndum, lo que le otorga una identidad propia y una posición incontestable en la configuración territorial del Estado.

El asesinato en las calles de Málaga durante la manifestación más grandiosa de la historia de la provincia de Málaga por una bala procedente de las armas de la policía no fue aclarado ni en el proceso judicial ni en la comisión de investigación parlamentaria que se abrió en las Cortes Constituyentes. Quedó claro en el Congreso de los Diputados que la bala procedía de la policía y, lamentablemente, no se identificó a sus autores materiales ni a los inductores. En los aparatos policiales del Estado heredados del franquismo en los inicios de la Transición existían fuerzas reaccionarias que se oponían a la llegada de la democracia y al acceso de los pueblos de España a su autonomía, y el 4 de diciembre asesinaron al joven malagueño José Manuel García Caparrós con el objetivo de sembrar el terror e impedir las ansias de autonomía de los andaluces y de las andaluzas.

En el 30 aniversario del 4 de diciembre, desde IULV-CA se considera que quedan cuestiones importantes pendientes:

1) Impulsar una investigación para contribuir a la verdad y a la memoria histórica sobre el asesinato de José Manuel García Caparrós al no prescribir judicialmente un crimen de este calado.

2) Reconocer a nivel de la Comunidad Autónoma con la figura máxima de distinciones y honores de la Junta de Andalucía, así como continuar poniendo a calles de nuestros pueblos y ciudades con el nombre de José Manuel García Caparrós.

3) Culminar el reconocimiento legal que se ha iniciado a nivel del Estado de José Manuel García Caparrós como víctima del terrorismo franquista y garantizar una indemnización para su familia.

4) Encomendar a la comisión ejecutiva provincial de IULV-CA la organización de una exposición con fotografías, contenidos periodísticos, textos parlamentarios, poemas, canciones con letras alusivas, etc. que gire en torno al 4 de diciembre y al asesinato de José Manuel García Caparrós.

5) IULV-CA destaca finalmente la condición obrera y sindical de José Manuel García Caparrós como símbolo de la apuesta de la clase obrera malagueña y andaluza por la libertad, por la autonomía de nuestra tierra y por los derechos sociales otorgándole un carácter de clase, de vanguardia en la conquista del poder andaluz.

6) La Asamblea de IULV-CA hace suya la propuesta del Centro de Estudios Históricos de Andalucía para que las banderas de los Ayuntamientos y de los edificios públicos de Andalucía ondeen a media asta el 4 de diciembre como homenaje y señal de luto en el XXX aniversario del asesinato de García Caparrós.

Aprobado por unanimidad.

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