La esquina

josé / aguilar

Tremendo delirio

NO tiene por qué ser una manifestación de delirium tremens, pero la reacción del presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, tras su imputación por presunto delito fiscal a cuenta del fichaje de Neymar no deja de constituir en tremendo delirio: "A ciertos poderes del Estado no les ha gustado que viniera Neymar", ha dicho.

Otra vez la matraca nacionalista. Otra vez el victimismo como rentable argucia para justificar lo injustificable. Ya la prohibición de fichar decretada por la FIFA por la incorporación de menores en abierta vulneración de la normativa permitió a la directiva del Barcelona hablar de conspiración internacional contra un equipo envidiado por sus triunfos deportivos. También los problemas de Messi y su papá con el Fisco fueron achacados a una persecución de resentidos impotentes ante sus Balones de Oro. Ahora la conspiración es más pérfida porque los conjurados proceden del Estado centralista y opresor de Cataluña.

¿Qué poderes del Estado son ésos que se vengan de un club que es más que un club, que organizó en su estadio el gran concierto por la independencia y que jugó el 11 de septiembre envuelto en la senyera? Básicamente, el Real Madrid -blanco con mano negra-, incapaz de soportar que Neymar prefiriese fichar por los azulgrana a pesar de que Florentino Pérez le ofrecía más dinero, pero muy capaz de movilizar a Hacienda y a la Fiscalía para imputar al presidente barcelonista de entonces y a su sucesor no electo, que es el citado Bartomeu. El mismo que pretende otorgar a su peripecia personal con la Justicia un carácter de acontecimiento épico. Como si Franco y Bernabéu hubieran resucitado con el único propósito de fastidiarlo a él y al club que preside por accidente. Como si cuarenta años de democracia hubiesen transcurrido en vano.

Todo es más fácil, don Bartomeu. A Rosell se le acusa de dos delitos contra la Hacienda Pública y otro de administración desleal por hacerse con los servicios de Neymar por 94 millones de euros engañando a los socios con el cuento de que les costó 57 millones. Y a él se le acusa de no declarar a Hacienda 2,8 millones de los pagos de tres contratos del brasileño. No tiene más que aclarar esta operación de ingeniería financiera para desactivar la supuesta inquina de los poderes del Estado.

A todo esto, quien denunció los presuntos delitos fue un socio del Barça. Un quintacolumnista del Real Madrid, sin duda.

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