Urbanismo en su laberinto

El arquitecto Moreno Peralta denunciaba los tres años para lograr una licencia para una heladería en el Casco Histórico

Si el alcalde de Málaga preguntase a su equipo de gobierno cuál era la mejor solución para afrontar el caos permanente en que vive atrapado la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga, más de uno de sus componentes seguro que le invitaría directamente a que la disolviese y distribuyera sus competencias entre las distintas concejalías y empresas municipales.

Urbanismo es la gran asignatura pendiente de Francisco de la Torre, también lo será Limasa pero por otros motivos. El regidor conoce de sobra el problema porque la gobernó hasta que accedió a la Alcaldía en 2000. Mano dura, mano blanda, continua reestructuración de los departamentos. Ninguna receta, menos la crisis económica, ha sido posible para poner orden en una megaestructura con infinidad de reinos de taifas con considerable poder para frenar los proyectos de esta ciudad.

Unos 36 millones de euros costó ese magno edificio, inaugurado en 2010, con 18.000 metros cuadrados y 320 aparcamientos internos para los 400 trabajadores de la gerencia, hoy son poco más de 300. En ese faraónico inmueble. Allí se han archivado unas 10.000 mil infracciones en la última década. Nadie quiere decir qué porcentaje de ellas se debe a la prescripción de las irregularidades por superar los plazos legales para castigarlas. Otros 5.000 expedientes continúan activos, pero tampoco sabemos qué futuro tendrán. En el apartado de las licencias, el concejal Francisco Pomares niega que se puede emplear el término "parálisis" porque afirma que en cinco meses se han tramitado 3.568 permisos de obras por valor de 300 millones, pero en el sector también cunde la desesperación.

El arquitecto Salvador Moreno Peralta, en una entrevista en La Opinión, denunciaba hace unos días la maraña normativa y administrativa que envuelve al urbanismo en general y exponía, como ejemplo, los tres años que se necesitan para ver culminada una licencia de una heladería en el Centro Histórico de la capital. Una lluvia fina que provoca una continua pérdida de inversores que "ven todo lo que huele mal y deciden irse". La versión oficial, sin embargo, asegura que un trámite menor se culmina en poco más de tres meses y una actuación de envergadura en menos de cinco meses. Lo cierto es que hay muchos profesionales del sector que añoran la época en la que el visado del colegio profesional era suficiente para aprobar un planeamiento o una obra.

Nunca ha sido muy dado Francisco de la Torre a enfrentarse a los problemas administrativos propios. Ha preferido mirar hacia otro lado y evitar profundizar, así que ahora tampoco es muy distinto. Pero dice poco de él como gestor en un área clave para la economía de la capital.

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