Valor y valores

Un informe de la UE alerta de que las rentas en los hogares de Málaga son de las más bajas de España

Hay imágenes que desatan mil palabras, y hacen que implicarse en un debate sea simplemente inevitable, con lo bueno y lo malo que trae eso. Es imposible inhibirse estos días de opinar sobre prevención de incendios, o sobre planes de extinción, lo mismo que, viendo cómo quedó la playa tras la noche de San Juan, es imposible dejar de opinar sobre tolerancia municipal, civismo o educación. Y es inevitable también que en ese tráfago se digan muchas tonterías, pero, como decía Wilde, que hablen mal de uno es espantoso, pero es mucho peor que no hablen. Hay muchos otros problemas que no tienen tanta fortuna, que no tienen una imagen que nos los estampe violentamente en los ojos, y que pasan al final de puntillas por la actualidad, aunque no por nuestras vidas. Nos quejamos de que solo se habla de incendios cuando llegan los incendios, pero en este país no hay debate sin sus antorchas y sus fuegos. Y sin debate un problema simplemente no existe, que es algo mucho peor.

La semana pasada un informe de la UE mostraba que las rentas de los hogares malagueños son de las más bajas de España. Leemos también continuamente infinidad de noticias alertando de la escasez y el precio disparado de los alquileres en la ciudad, y, de remate, somos de los que más desempleo tienen en España. Es decir, en Málaga es muy difícil tener un trabajo, un sueldo digno y una casa, con lo que, en particular, es muy difícil tener hijos, casi un lujo. Desde 2008 la natalidad en Málaga ha bajado un 26%, cuatro puntos más que en España. Eso sí que es una amenaza letal para el futuro de una sociedad, pero, por desgracia, no hay una imagen impactante que muestre a todos la gravedad del asunto, y encienda el debate, con lo que al cabo nadie se preocupa demasiado por facilitar la tarea de tener hijos. El problema se vuelve invisible, y por tanto inexistente.

Y nos encanta a todos quejarnos de los valores de la juventud, la terrible juventud, pero los adultos les estamos dejando una sociedad donde tener una casa, un trabajo y una familia es un puro milagro. Es decir, una sociedad donde no es nada fácil construirse un futuro. Esta semana los niños han empezado las vacaciones y, como cada año, los abuelos serán los únicos dispuestos a echar una mano. Suerte que ellos sí que conservan los valores y, sobre todo, el valor. Ánimo.

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