Vamos para atrás, como los cangrejos, con la única diferencia de que vivimos cada vez peor. Cuando George Bush fue presidente de Estados Unidos y tuvo lugar la primera guerra del Golfo, con miles de muertos y la patética imagen posterior de Sadam Hussein momentos antes de su ahorcamiento, parecía difícil que Estados Unidos pudiera tener un presidente peor. Le siguió Bill Clinton con su famoso affair con la becaria, algo que quedó en mera anécdota al llegar el hijo de Bush, aquel que siempre dicen que estuvo a punto de atragantarse con un cacahuete aunque nunca me quedó claro si aquella anécdota era real o leyenda urbana. El hijo hizo bueno al padre, hasta que el actual presidente, Donald Trump, ha roto todas las quinielas en cuanto a estupidez se refiere.

Al margen de todas las chorradas que dijo antes y después de las elecciones, su última ocurrencia ha sido lanzar una bomba de casi 10.000 kilos en Afganistán para, supuestamente, luchar contra el IS. La Fuerza Aérea de Estados Unidos, orgullosa con su juguetito destructor, afirmó el otro día que la explosión de la bomba se puede ver a 32 kilómetros de distancia. El Ministerio de Defensa de Afganistán aseguró que el artefacto acabó con la vida de 36 miembros del Ejército Islámico y ningún civil. Que cada uno se crea lo que quiera. En cualquier caso, teniendo en cuenta el peso y que la bomba, la más grande que se ha tirado en la Historia, cuesta 15 millones de euros, a Estados Unidos le ha salido la broma por algo más de 400.000 euros por terrorista fallecido. La fanfarronada le ha salido por un ojo de la cara a Trump, pero ya se sabe que en Estados Unidos el tamaño sí importa. Todo grande, ande o no ande, y luego una buena campaña de marketing.

Los rusos tampoco se quedan atrás. El diario The Independent ha publicado un artículo en el que señalan que Rusia ha construido una especie de Terminator que puede disparar con las dos manos a la vez. Que tiemble Hollywood.

La guerra fría fue preocupante, con todo el mundo agobiado porque EEUU y la entonces URSS no se calentaran y apretaran el famoso botón rojo. Cuando parecía que ya solo se quedaría en los libros de historia, EEUU y Rusia vuelven a enfrentarse con Siria y Corea del Norte como excusas. Los países, además de intentar rebajar los ánimos entre los estadounidenses y los rusos, tienen que estar pendientes de que los terroristas islámicos no te revienten una ciudad en cualquier parte del mundo. Lo dicho, vamos para atrás.

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