El momento era álgido. Se presentaba en la Sociedad Económica el Anuario de la Academia de San Telmo. Un espléndido volumen que recoge la actividad de la Real durante 2016. ¡Colosal! Para su festejo se invitó a la panda de verdiales del Arroyo Gálica de la que soy alcalde ad honorem y amigo de los fiesteros que la componen: Miguel Ramírez El volaera, alcalde, Antonio Puñohierro al pandero, el violín de Eduardo Santamaría, Marcos Ramírez, Paco Trujillo y Antonio Santaella a las guitarras, y los platillos de Antonio Esteban, Rocío Alcántara, Miguel Bautista y Aurora Ramírez, que también es abanderada. El cante se lo repartieron Rocío, Paco, Antonio y el mismo alcalde. Una fiesta joven, fresca y bien asentá que nos rubricó -con la ayuda también de un vinillo de Moclinejo y la belleza del patio de la Económica- un momento de lo que llamaría "una feliz concatenación de las artes: cultura, vino y verdiales". La cultura popular y la académica fueron del brazo una vez más, y se entendieron. Lo culto y lo popular se necesitan mutuamente.

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