Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Versos sueltos

ENTRE España e Italia se ventilaba ayer una competición de héroes y villanos. Pero los futbolistas y seleccionadores no fueron los únicos que se jugaron su prestigio y su honra deportiva. Tras el Congreso del PP también hay quien se siente ganador y perdedor. La primera damnificada es Esperanza Aguirre, que ha visto frustrada su ambición de suceder a Rajoy. Ayer sacó su mala uva a pasear y parafraseó a Gallardón, que hace unos meses se quejó de no ir de candidato en las listas: "Soy un verso suelto que siempre ha formado parte del poema".

Aguirre sostiene que ahora es ella la que se siente "el verso suelto dentro del poema" y añade que no ha sido muy escuchada para formar el nuevo equipo de dirección del PP. Los suyos no están, aunque ayer se hiciera unas fotos con la nueva secretaria general de los populares, Dolores de Cospedal, que fue durante dos años consejera de su Gobierno regional en Madrid.

Cospedal hace la cuadratura del círculo: ha sido consejera de Aguirre, subsecretaria de Interior con Acebes, y se estrenó en el Gobierno como miembro del Gabinete del ministro Javier Arenas. De hecho, el presidente del PP andaluz la envió a Washington como consejera laboral y de asuntos sociales en 1998, tras su divorcio. Así que casi todas las fuerzas en conflicto en el PP pueden reclamar un cierto magisterio sobre la carrera de esta abogada del Estado, joven y brillante.

El ganador es Rajoy. Ha aguantado carros y carretas y ha salido fortalecido del acoso mediático de la derecha pura y dura. Y entre los perdedores del congreso está el ex presidente Aznar. Su desprecio evidente a Rajoy en la tarde del viernes y su propia intervención ante los compromisarios, en la que se dedicó a reñir a su sucesor, son una muestra de que le habría encantado un relevo. Enric Juliana lo define como El Caballero con la mano en el pecho. Los suyos fueron versos satánicos, como los que Salman Rushdie dedicó al ayatolá Jomeini. Llama la atención, sin embargo, que la derecha pura y dura reivindique que es de centro. Pura y dura, o sea, exenta de toda mezcla de otra cosa y rigurosa, sin concesiones.

Pero Aznar pretende ser de centro. En su saludo del sábado a Rajoy, tras el desplante del viernes, hubo mucho de sobreactuación. En las fotos publicadas se le ve con la boca exageradamente abierta, imitando una supersonrisa, con el pelo largo teñido de negro caoba, se parecía más a Raphael que a un personaje del Greco. Aunque con quien va a emparentar el cantante es con el presidente del Congreso, José Bono, que también se tiñe, por cierto.

Y entre los ganadores, hay que colocar al presidente del PP andaluz Javier Arenas. Y al conjunto de la nación, necesitada de un partido de centro derecha suave en las formas y fuerte en el fondo. Eso es lo que aparentemente ha armado Rajoy. Y eso no son versos sueltos.

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