Las voces en su oxígeno de lunes, en el cereal de su duración. El programa de Herrera reúne a Gabilondo, Del Olmo y García, las voces, la radio, que es una vencedora de edades, una supervivencia, una vida paralela y tremenda en sus generosidades y su continuidad, siempre está, siempre estuvo, siempre hubo las voces en la pértiga del misterio, en el scherzo de la noticia, la radio ávida y terapéutica, la radio.

Ahí estaban las voces, sereno Gabilondo, memorioso Del Olmo, García…, en fin, García. García en las noches adolescentes como un clandestinaje de adjetivos y otras ligas, cuando el mundo era más grande y todo estaba más lejos, García y sus broncas, García en sus monólogos, salvaje y necesario, tan consciente de su grandeza que a su programa le puso Supergarcía, saludos cordiales. Hoy la radio ha perdido magma y ha perdido encanto como todo lo que se perfecciona demasiado y va cediendo sus artesanías ante el empuje de la tecnificación. La percusión de las voces en las franjas del día, en las frondas de la hora, la noticia, la canción, el gol, el debate, la risa, la idea, la historia, la vida dentro de la vida, la radio.

Llegar a casa y poner la radio es una opción moral. Es un acierto o una elevación, aunque salga de primeras la publicidad de las casas de apuestas, que es algo que debería prohibirse y se prohibirá. A veces los escritores no saben hablar en la radio y les preguntan por su libro y explican el libro de otro o el de nadie, y a veces pasan cosas como que (el pasado lunes también en COPE) Maradona se enfrente en directo a un redactor y le diga "si te pego te estropeo". Algo hay de arbitrio o de reparación en poner la radio, que es como buscar una compensación a las mutilaciones de la vida.

Si te pego te estropeo. Maradona nos lo estaba diciendo a todos. Maradona era una metáfora. Quité la radio, con ofensa o con asco, y me fui a la competencia, al libro, una novela en la que hay personajes que escuchan la radio. Está por hacer la gran novela de la radio y quizá la haga uno de esos escritores que a veces hablan en la radio y prefieren que su libro lo expliquen otros. Tiene la radio la desgracia de que también le hayan puesto un día mundial, pero lo superará, y en su nutrición de voces y percusiones seguiremos hallando algo parecido al resarcimiento, algo cercano a la indemnización, algo próximo al vicio o a la medicina, la radio es una duración que no duele aunque a veces salga Maradona.

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