EL diagnóstico de una enfermedad hemato-oncológica como es el caso del mieloma y el proceso de la misma, conlleva una serie de situaciones altamente estresantes y de gran sufrimiento como la hospitalización, espera de resultados de las pruebas, tratamientos agresivos o incluso, aunque resulte extraño, la remisión, a partir de la que puede aparecer un intenso miedo a una posible recaída. En la mayoría de los casos aparecen diferentes emociones como tristeza, ansiedad o incertidumbre, que son reacciones normales ante la enfermedad, ante la nueva situación, el problema puede desencadenarse si aparecen, además, una serie de factores de riesgo que puedan dar lugar a problemas adaptativos, trastornos psicológicos y disminución de la calidad de vida tanto en pacientes como en familiares. Por esta serie de razones es importante no atender sólo los aspectos médicos, sino tener en cuenta las emociones que vayan apareciendo durante el proceso.

El objetivo es realizar una intervención interdisciplinar centrada en la comunicación, en disminuir el sufrimiento y en facilitar el proceso de adaptación del enfermo potenciando al máximo sus recursos. Creemos que se debe tener en cuenta el papel de la psicooncología en este abordaje integral. Para ello es necesario proporcionar una buena calidad de vida al paciente y familiares, contar en un futuro con un abordaje integral y la implicación de diferentes profesionales, tanto el equipo médico como psicólogos formados adecuadamente y asociaciones que intentan cubrir las necesidades de los afectados en la medida de de sus posibilidades.

En la Asociación Española de Afectados por Linfoma (AEAL) se ofrece tanto al paciente como a su familia una serie de servicios que cubren desde necesidades informativas, posibilidad de asesoramiento médico y dado que hemos percibido que la asistencia psicológica de los afectados no es la suficiente, tenemos a disposición de éstos un servicio de psicooncología desde el cual intentamos hacer ayudar a los afectados.