El cuentagotas

Eugenio / chicano

la abuela

C U ando murió mi padre, mi madre inauguró una nueva y tremenda soledad que sumó impertérrita a las ya acumuladas en su vida. Ante tal situación, decidí que se viniera a Italia conmigo y que empezara sus nuevas vivencias en familia. Al llegar a Verona, dicté a mis hijos algunas recomendaciones que facilitarían la convivencia con su casi desconocida abuela: "la abuela necesita cuidado y ternura". "No se discute con ella, hay que darle siempre la razón". "Al estar fuera de España, no conocerá ni el idioma ni las costumbres, por lo que necesitará ayuda y comprensión". "Hacedle notar vuestro respeto y cariño". Semanas más tarde, mi madre se quejó conmigo de que la noche anterior, viendo una película en televisión, los niños no cesaron en reírse a escondidas de sus comentarios y que resultaba una gran falta de respeto la insistencia. Los interpelé y me contaron que la abuela encontraba una señora guapísima a la protagonista de la película y que lo repitió varias veces. La protagonista era Alberto Sordi disfrazado de mujer. Cosas de la abuela (la película era Accadde al commissariato).

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