DURANTE estos días he recibido diversos comentarios de lectores indignados con las crónicas de Feria que vengo escribiendo en este periódico desde el fin de semana pasado. Aseguran que reparo demasiado en los elementos negativos (alcohol, drogas, suciedad) y que estos artículos suponen una pésima promoción para Málaga, ya que la ciudad corre el riesgo de que los lea alguien de fuera. Tienen razón: con Málaga me pasa como a un adolescente con su cuerpo, que por más argumentos que tenga para estar conforme siempre prestará más atención al dichoso acné. Quizá debería aclarar que no soy una especie de anacoreta espantado de todo lo que huela a fiesta, y que, de hecho, escribo estas líneas con cierta prisa porque quiero llevar esta noche a mi hija Irene a los carricoches. Pero a lo que no estoy dispuesto, de ninguna manera, es a contribuir a la promoción de la Feria como carta de presentación de la ciudad, tal y como se pretende desde varias instancias administrativas y sociales; y si incido en los elementos negativos es porque, sencillamente, pienso que los tiros deben ir por otra parte. Vivimos en un país en el que cierta élite política cree que hablar con acento malagueño es un obstáculo para gobernar una comunidad autónoma, y que cuando pide disculpas tira de los tópicos más agotados y humillantes que puedan recordarse. Por desgracia, o quizá por suerte, Málaga está obligada a ofrecer más allá de sí misma algo muy distinto de una fiesta, por mucho que ésta siga funcionando como fuente de ingresos. Y a quienes creemos que, cuando de una vez supere sus envidias, sus complejos y sus servidumbres, esta ciudad podrá aspirar a una modernidad singular y real a partir de lo que su gente sea capaz de hacer y pensar, se nos cae el alma a los pies cada vez que la Feria vuelve a consolidarse como seña de identidad. Quizá porque amo demasiado a esta ciudad lo que no es excelente para ella me parece horrible. De todas formas, quien quiera opiniones sobre lo maravillosa que es la Feria las tiene a porrillo en otros foros. Hay para todos.