El agosto más oscuro

La autopsia de Lucía reflejó que murió de un golpe en la cabeza, compatible con el paso del tren de Cercanías

Tengo por costumbre ver poco la televisión. Pero en agosto intento aplicar el mandamiento a rajatabla. Sobre todo los supuestos programas informativos matinales. En este mes, el pseudoperiodismo no hace disquisiciones y sobrevive con las vísceras. Un buen suceso con suficientes dosis de morbo asegura audiencias. La muerte de Ángel Nieto, la huida de Juana Rivas con sus hijos o el estremecedor caso de Lucía son algunos ejemplos.

Málaga suele asomarse a estos escaparates. Y este verano también ha cumplido con su cita. La muerte de la niña de tres años, cuyo cadáver se encontró junto a las vías del tren entre Pizarra y Álora cumple con todos los requisitos. El primero, el escenario. Una localidad pequeña que no suele disfrutar de mucha presencia mediática. Aunque en su historia reciente un crimen la catapultó a los telediarios hace tres décadas. En 1987, en la pedanía de Cerralba, un hombre de 27 años se atrincheró en su casa con su mujer, de 25, y su sobrina, de 14. Portaba un rifle del calibre 22. Aguantó durante 18 horas, hasta que la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia Civil asaltó la vivienda. La mujer, asesinada, había sido abatida a tiros. La sobrina resultó ilesa y el criminal logró alcanzar con un disparo de su carabina a un oficial de la UEI, pese a que el agente del Instituto Armado llevaba chaleco antibalas.

No es difícil encontrar gente ávida de hablar, especular y esparcir todo tipo de conjeturas que dan el esperado juego televisivo. En el caso de Lucía, La pequeña jugaba con sus primos, sus padres estaban tranquilamente en una terraza. De pronto, se la perdió la vista y después de una infructuosa búsqueda, en la que participaron durante toda la noche varios cientos de personas, su cuerpo apareció a más de tres kilómetros de distancia de donde desapareció.

Inicialmente, la autopsia reflejó como causa del fallecimiento un traumatismo en la cabeza, compatible con un golpe por el paso del Cercanías. La revisión de una imágenes de Renfe permitió observar a la niña caminando sola por las vías. Pero el informe final forense, que podrá precisar mejor la hora del óbito y otros detalles, se hará esperar. Hay luz verde para imaginar. Cuando esta historia dé muestras de cansar al espectador, se olvidará, si al final todo fue un accidente.

Ahora los psicólogos asoman para determinar cómo deben pasar el luto los padres y su complejo de culpabilidad. Criminólogos, que exhiben título aseguran sin pudor su certeza de que la niña no recorrió la distancia y dejan y se inclinan por la tesis del rapto. Hipótesis a la que se agarran algunos familiares, como si ese desenlace pudiera mitigar el dolor. Hasta los sindicatos aprovechan para denunciar la falta de medios de los guardias de la comarca y cuestionar la investigación. Los mandos se presentaron tarde, critican. El mes de agosto también es oscuro.

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