Los madrugadores que ayer pasearon por ese escenario incomparable que es el Tajo de Ronda, que entre sus más recientes admiradores tiene a Michelle Obama, se encontraron con esta bonita estampa. Un espeso manto de niebla cubría gran parte de las privilegiadas vistas pero a cambio regalaban al espectador una vaporosidad casi palpable. La bruma, indicativa de la llegada del otoño y la caída de las temperaturas, también hacía un favor añadido: tapar las decenas de construcciones ilegales que manchan la postal y que el Ayuntamiento quiere derribar.
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