RELOJ DE SOL

Joaquín Pérez Azaústre

Un amigo extravagante

MARIANO Rajoy mira hacia otro lado, busca su enemigo más cordial para ir de cañas cada vez que le llega una frase de Aznar. Mariano Rajoy sabe, visto lo visto y escuchado lo oído, que su mejor enemigo es Zapatero y su peligro Aznar, que le mueve la silla cada vez que pronuncia una conferencia en Columbia o en Georgetown. Hay amigos que se marchan lejos y le hacen a uno la vida más amable; pero eso sólo vale en la mitad de los casos, sobre todo si luego sueltan declaraciones ahora convertidas en torpedos acuáticos, que atraviesan océanos, corrientes submarinas y trincheras de aire para explotar no en la costa de los mosquitos, sino exactamente debajo de la mesa.

Un hombre como Mariano Rajoy, que a fin de cuentas ha mantenido una postura honrada en el asunto de Libia y de Gadafi -una vez pasada la oportuna, interesada y también inevitable, comparación con Iraq-, y ha apoyado parlamentariamente la decisión del Gobierno a favor de nuestra participación, se encuentra hoy con esta bomba-lapa debajo del discurso. Mariano Rajoy dijo, entonces, cosas tan ciertas como que "Estamos ante (...) una voluntad ni siquiera disimulada de provocar un baño de sangre para consolidar el poder de una dictadura implacable. ¿Cómo se entendería que permaneciéramos impasibles? (…) Hablo de libertad, de derechos (...) sin que se las arrebate por la fuerza ningún sátrapa iluminado (…). El Grupo Popular no se opone a esa decisión porque (...) nos sentimos solidarios con los civiles que sufren indefensos el ataque despiadado de Gadafi". Fue el 22 de marzo. En realidad, no hace tanto.

Ahora, Mariano Rajoy y la propia Fundación FAES tienen que esmerarse en el matiz, tratando de ajustar las declaraciones de José María Aznar a su deseada idoneidad. Refiriéndose a las presuntas medidas de normalización del régimen de Gadafi, como consecuencia de la invasión de Iraq, dice Aznar de Gadafi: "Y se convierte en un amigo extravagante, pero en un amigo, al tomar estas decisiones, y la consecuencia de ello es que los países occidentales le atacan". Luego, en esa misma línea de condena, dice estar con los disidentes de China, de Cuba y Venezuela, olvidando que el propio Hugo Chávez también ha defendido, hace poco, a Gadafi, algo que ahora mismo les hermana. Lo nunca visto: Aznar con la misma pancarta que IU.

El mismo tipo enérgico que promovió la invasión de Iraq -por más que ahora trate de rescribirla, diciendo que ni un solo soldado español estuvo allí: que lo pregunten en la tropa-, ahora no comprende que las Naciones Unidas -esta vez sí- aprueben una resolución para defender a una población civil bombardeada por manifestarse pacíficamente. Luego, a continuación, afirma estar con la democracia… Gadafi será un amigo extravagante, él puede asegurarlo. Pero quién no lo sufre, como sabe Mariano.

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