Un año muy quieto

Ha pasado una década pero equivaldría a un siglo si volviéramos a esos largos viajes en tren hasta Madrid

No es Málaga idea acabar el año con una llamada lluvia de millones en Trinidad-Perchel, que el área de Movilidad del Ayuntamiento de Málaga ha extendido hasta Huelin, en concreto a Tabacalera. Una inundación económica que contrasta con quizá la principal noticia de estos doce meses, a los que pondremos fin dentro de justamente una semana: la sequía.

La falta de agua, salpicada con ocasionales trombas. Sin avance para afrontar los dos escenarios extremos. Sin una cubierta vegetal que mitigue posibles riadas y sin un plan serio que afronte la falta de agua. Pero este año sí hemos avanzado en medidas de protección ambiental, sobre todo en la capital. Durante meses, el Ayuntamiento ha debido mejorar la salud de decenas de miles de sus vecinos al impedir que perversos jóvenes provocaran un constante y ensordecedor ruido, con sus compulsivos botes de balón de baloncesto, en las pistas deportivas de los colegios. Ha sido también una de las noticias de 2017.

El episodio del proyecto del Astoria acabó con el acuerdo de Antonio Banderas para desarrollar su proyecto teatral en el Alameda. Mejor así, porque será más fácil que el actor pueda ejecutarlo sin grandes obras de por medio, dada la tradición. Ahí está el Metro en todas sus vertientes. Mientras crece el número de usuarios, otros doce meses sin que termine por arrancar el tramo pendiente de completar a El Corte Inglés. Del tranvía al Civil, mejor ni hablar. También año perdido para avanzar en el extensión del ferrocarril a Marbella. Veremos sin con la moción de censura, la actual alcaldesa, Ángeles Muñoz, ejerce más influencia sobre el Ministerio de Fomento. El tren es un medio de locomoción que comporta progreso. Sólo ha transcurrido una década, pero parece un siglo si recordamos los Talgo a Madrid sustituidos por los AVE.

Si de aniversarios se trata, el Parque Tecnológico sopló sus primeros 25 años. Sin tranvía, Metro o Cercanías que alivie los atascos que sufre desde el primer día. Los milagros de Málaga.

Un año clave para Unicaja y su futuro. Costó la decisión de salir a Bolsa. El mundo financiero es un mar plagado de tiburones blancos que blanden sus fauces al menor signo de debilidad. De momento, sobrevive en este ecosistema. El turismo rompió registros. Los escualos del dinero fácil, determinados grupos de inversión, compran hoteles y rastrean edificios porque adivinan fuertes oportunidades de negocio a corto y medio plazo. Renació el hotel Miramar, que luce como Gran Hotel Málaga, por cuestiones de derecho de propiedad de la marca. Pero si hubiera que personalizar estos doce meses, sólo se me ocurre un nombre: el de Pablo Ráez.

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