El baipás y el bucle

Entramos en el peligros bucle que acompaña a todas las grandes infraestructuras que afectan a esta provincia

Al acervo de las obras públicas en Málaga ya podemos incorporar un nuevo término: baipás, una voz anglosajona que la RAE admite ya españolizada. Si no me falla la memoria, al primero que se lo escuché, en referencia a un proyecto para la provincia, fue al alcalde de Málaga. Mientras la Junta se empeñaba en una conexión directa por alta velocidad con Sevilla, que finalmente se quedó varada después de una inversión de casi 300 millones de euros, De la Torre clamaba en el desierto. Defendía que un simple enlace en Almodóvar del Río podría permitir conectar la línea del AVE Málaga-Córdoba con la del Madrid-Sevilla y permitir un enlace directo entre la capital andaluza y la de la Costa del Sol con una inversión muy pequeña.

Hace poco más de un año, el líder del PP andaluz, Juanma Moreno Bonilla hizo suyo el proyecto y apareció como promesa consensuada con el Gobierno, poco antes del inicio de las campañas electorales de la última saga de elecciones generales. Pero De la Torre siempre se ha rodeado de ingenieros, los únicos a los que respeta, y cuando hace unas semanas alguno le trasladó que el plan del Ministerio de Fomento resultaba una chapuza por un ahorro de veinte millones de euros, el regidor no lo dudó: ese no era el baipás que lleva defendiendo desde hace más de una década.

Como siempre entramos en debate muy técnico. El plan de Fomento contempla un enlace con un radio de curva de 500 metros, lo que obligaría a los trenes a desacelerar para pasar a una velocidad de unos 85 kilómetros/hora. Los contrarios defienden otro baipás con una radio de curva de 1.200 o 1.500 metros, para que los trenes puedan transitar con una velocidad cien kilómetros superior. Además reclamaban un salto del carnero, es decir, una bifurcación que salve por arriba las líneas del tren actuales para no provocar una congestión con el tráfico entre los distintos ramales y, finalmente, un trazado con doble sentido. Con la idea de Fomento, el trayecto se reduce en unos veinte minutos sobre los 115 que se emplean ahora en el recorrido. Los defensores de la alternativa cifran en 70 minutos el tiempo completo del trayecto con su solución.

La Junta aprovechó la marejada para liderar la protesta. El consejero de Fomento no tuvo empacho en asegurar que la propuesta ministerial incluso era sospechosa por motivos de seguridad. El Gobierno puso el grito en el cielo. El ministro de Fomento argumenta que la alternativa seleccionada cuenta ya con el impacto ambiental positivo, el trámite más complicado de superar. Y amenaza con que replantear la idea significaría un retraso de cuatro años. Así que entramos en el bucle que acompaña a todas las grandes infraestructuras que afectan a Málaga.

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