La catenaria

Me ha llamado la atención el conocimiento que tienen de la ciudad y su oferta museística

Ha sido la catenaria, José Ignacio". Yo venía en el AVE Valencia-Sevilla con enlace en Córdoba para Málaga cuando, al preocuparme por una señora que creía que se había pasado Ciudad Real, el revisor me indicó que el tren iba con retraso porque habían robado parte de la catenaria. Asunto que no acabo de entender cómo ocurre en estos días, en los que la perturbación de cualquier onda electromagnética, o de similar naturaleza, puede transmitir la menor alteración de nuestra realidad cotidiana y desencadenar la acción de las fuerzas del orden. Y ha sido este retraso, y la amabilidad que les debió transmitir mi gesto, lo que me ha permitido trabar conversación con las tres damas que el destino y el vendedor de los billetes había sentado a mi vera en una de esas mesas First Dates con las que ahora equipa Renfe los vagones de sus trenes. Eso y que viéramos pasar como una exhalación y sin la menor intención de detenerse al AVE Madrid-Málaga que el revisor había jurado que pararía para recogernos. El caso es que me ha llamado la atención el conocimiento que tienen las señoras de la ciudad y su oferta museística, que una de ellas ha recogido primorosamente sobre un plano en el que también trae marcados unos recorridos precisos para visitar la Alcazaba, el Teatro Romano y la Catedral. Y es que Málaga está en el mapa. Admiran el Museo Ruso, saben de las bondades del Pompidou -del que piensan que es algo pequeño- y están al tanto de las mejores obras de la Aduana. Y todo ello no les ha impedido reservar un rato para visitar la Casa del Guardia y degustar sus caldos. Ha sido esta última visita la que me ha brindado la única ocasión que he tenido de sorprenderlas. Hablándoles de las cualidades de nuestro salchichón y explicarles que es de unos veinte centímetros de longitud y unos cuatro de diámetro, y que se vende fresco para que el comensal le dé su punto justo de dureza antes de comérselo. Están tan interesadas que me he permitido ofrecerles tus atenciones como cicerone en el Picasso y les he prometido uno de tus libros al respecto, convenientemente dedicado, dibujo de un Minotauro incluido.

-Al grano Eduardo, ¿al final has quedado o no?

-Creía habértelo explicado antes. A nuestra edad, José Ignacio, que es casi la misma que la que tiene la Renfe, el problema son las catenarias. En el momento que te despistas, te las roban y se van a comer salchichón a otro sitio.

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