EL ZOCO

Juan López Cohard

La causalidad y la fe

EN plena vorágine de la crisis económica que padecemos, entre cifras desoladoras, propuestas posibilistas, desconcierto estratégico y atisbos esperanzadores con el muy medioambiental nombre de brotes verdes, el discurso fundamental discurre por la senda de los reproches meramente retóricos, torticeramente conceptuales y vanamente persuasorios sobre las causas que nos han llevado a ella y sobre quienes la han inducido y son responsables. En ese discurso político es frecuente que se tomen los prejuicios como hechos. Así lo afirmaba, en su conferencia en el Simed, el profesor Rodríguez Braun en defensa del liberalismo económico ante quienes se han apresurado a culpar a éste de la crisis global que padecemos. Si la crisis se ha producido en plena corriente del liberalismo económico, la culpa la tiene él ya que la propia crisis lo demuestra. Sensu contrario podría decirse de la caída de las economías socialistas. Ponía como ejemplo el cuento de Borges El informe de Brodie: intentó un misionero convertir al cristianismo al primitivo y bestial pueblo de los Yahoos, pero ellos se negaban a acoger esta fe porque creían que sus hechiceros eran más poderosos que el dios cristiano. Así le aseguraban al misionero que aquellos eran capaces de convertir a los hombres en hormigas, a lo que éste mostraba su incredulidad. Los nativos le dicen que se lo van a demostrar. Y se lo demuestran enseñándole un hormiguero. El prejuicio queda demostrado con la realidad.

Sin embargo, es tanto o más perniciosa para afrontar las situaciones adversas la fe. La fe no es otra cosa que la negación de la razón y de la evidencia causal. Para los yahoos las hormigas eran la evidencia del poder de sus hechiceros, para el misionero la única evidencia era la existencia de un dios no evidente. El diálogo en esos términos es imposible, como lo es entre los políticos que, aún no sabiendo nada, tienen fe en solucionar los problemas según sus prejuicios. Un ejemplo del poder de la fe se muestra en la siguiente anécdota: vivía una anciana muy creyente frente a un convencido ateo. Cada mañana la señora salía a su puerta y daba gracias a Dios Todopoderoso. El ateo salía y le gritaba: "Señora, Dios no existe". Así, uno y otro día, hasta que la anciana después de dar gracias a Dios le pidió ayuda por su falta de medios para comer. El ateo repitió su alegato. Al día siguiente la señora salió a dar las gracias a Dios y se encontró con una cesta llena de comida: "Gracias, Dios mío, por haber atendido mis súplicas". Salió, como siempre, el ateo y le dijo: "Señora Dios no existe, la cesta se la he comprado yo". La anciana mujer elevó los ojos al cielo y dijo: "Gracias, Dios Todopoderoso que, no sólo has atendido mis súplicas, sino que además lo has hecho a través de Satanás".

En fin que, entre análisis causales y fe en las propias convicciones, estamos ante un mundo que vaga inmerso por los globales agujeros negros. Yo, sin embargo, comienzo a creer en el poder de los hechiceros de los yahoos que, no sólo son capaces de convertir a los hombres en hormigas, sino también de hacer a Obama Premio Nobel de la Paz.

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