Uno de los objetivos propuestos para el traslado del Cautivo por los hermanos de la corporación fue respetar la restauración de la imagen del Señor de Málaga. La iniciativa tenía como objetivo evitar que arañazos o restos de lejía de los claveles, producto con el que se conservan mejor las flores, hiciesen mella en la policromía de la talla, restaurada por Juan Manuel Miñarro. Aunque con algunas reticencias, una gran parte de los devotos respetó esta medida y accedió a entregar las docenas de claveles a los hermanos, que ponían la ofrenda a los pies del Cristo.

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