La dependencia de la independencia

Mientras ciudades como Barcelona viven un frenazo de inversiones, otras están tomándole la delantera

Aprincipios del siglo XX las dificultades para poder detener al mafioso Al Capone fueron innumerables. Sin embargo fue, curiosamente, su talón de Aquiles se encontraba en la contabilidad y en la evasión de impuestos. Lo que no pudo demostrarse de sus desmanes, asesinatos, contrabando o extorsión, se logró gracias a sus desfases económicos y a sus errores presupuestarios.Hoy, casi cien años después, la política catalana revive parte de estas estrategias. Tanto la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, como el presidente catalán, Carles Puigdemont, se ven sometidos a presiones, por parte de la oposición, impidiendo la aprobación presupuestaria. Ese dicho de que "la pela es la pela" está llevando a Cataluña a límites insostenibles, que poco tiene que ver con el Estado Central y mucho con los aliados desleales. La actitud de la CUP en ambos organismos es acorde a su nivel político. Pataletas, rotura de retratos del Rey de España o encuentros totalitarios en Venezuela muestran un espectáculo deplorable y lamentable, alejado de lo que Cataluña significó como región pionera e innovadora. Pero mientras la alcaldesa o el presidente se sienten en la misma mesa con estos personajes, y con el propio Artur Mas, indicarán una cierta corresponsabilidad con el descontrol y la corrupción de la que decían alejarse.

El problema que se presenta es que, mientras ciudades como Barcelona viven un auténtico frenazo de inversiones y proyectos, otras ciudades mediterráneas están tomándole la delantera. Tengamos en cuenta que la seguridad legal y política de aquellos lugares que cumplen con las leyes, que pagan sus deudas, que creen en la unidad de los pueblos y que no tratan al visitante como a un delincuente, permiten un crecimiento económico, social y turístico acorde a los signos de los tiempos. La oportunidad internacional que hoy se nos ofrece, tras el declive de los países árabe-mediterráneos, está siendo tristemente desaprovechada por los territorios que viven ensimismados en sus problemas de identidad. De ahí que la actitud de Andalucía de obviar estas situaciones empieza a ser aplaudida tanto dentro como fuera de España. Y en el futuro, los que apuesten por la unidad pueden alcanzar mayores avances sociales porque, como decía Santa Teresa de Calcuta: "Yo hago lo que usted no puede y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas"

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