Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

De rebote

josé Manuel Olías /

12 días por Europa

UN viaje de casi dos semanas por el centro de Europa vale para constatar algunas realidades y derribar algunos mitos asumidos. Tras visitar Eslovaquia, Hungría, Austria, República Checa y Alemania (Baviera) durante 12 días la conclusión principal que extraje es que con el euro nos la metieron doblaba y que la vida en Viena o Múnich no es más cara, si acaso ligeramente, que, por ejemplo, en Málaga. Los sueldos se mantienen o racanean.

En Praga y Budapest, capitales de países que aún no han adoptado el euro, los precios son nítidamente más bajos que en España. Incluso en las zonas más turísticas. Las pintas de cerveza valen 1.5 euros al cambio y hacen furor entre el turismo británico. Son escenarios de grandes melopeas entre despedidas de soltero y sentimiento de poderío con coronas y florines en los bolsillos. También en Bratislava, capital de Eslovaquia, donde sí circula la que se supone moneda de todos los europeos, es más bajo el nivel de vida. Cenar a la carta hasta el límite por menos de 20 euros dos personas es difícil hacerlo en España.

La libre circulación es relativa. A la entrada vía autobús en la República Checa un registro con exhaustiva toma de información de los viajantes. Cuatro se fueron a la calle y se marcharon esposados por no tener la documentación en regla. Como detalle diferenciador, los autobuses son mucho más acogedores que los de España. Las piernas no van embutidas (los que pasamos del 1.90 lo agradecemos una barbaridad) y, encima, hay WiFi gratuito para aliviar los viajes.

Y así, la entrada en Alemania, donde los atascos veraniegos son bastante frecuentes y donde el calor en los vagones de metro abundan porque también falla el aire acondicionado, quién lo diría en el modélico país. La Hofbräuhaus, famosa cervecería de Múnich, donde se realizaban las reuniones del Partido Obrero Alemán, que más tarde se convertiría en el Partido Nacionalsocialista de Hitler, es ahora una gigantesco negocio con más de 200 mesas en las que las cervezas de un litro circulan a discreción y los cánticos y los abrazos. Y el TSV 1860 München, aunque no lo parezca desde lejos, compite con el Bayern en aficionados.

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