EN uno de los laterales del palco del Palacio se sentaba el martes Stéphane Risacher. Su zurda de seda lució durante cuatro temporadas en Málaga y fue miembro del equipo campeón de Copa y de Liga. Un jugador de dimensión superior, talentoso como pocos. En aquel equipo campeón era valorado por técnicos y compañeros quizá como el jugador con más clase. Quizá en competencia con el otro zurdo de la plantilla, Pepe Sánchez. Tras salir de Málaga, Risacher jugó en Murcia y se retiró tras un par de temporadas en la LNB, la Liga de Francia, su país, con el que fue subcampeón olímpico en Sidney. De aquel bloque legendario en Málaga permanecen Berni y Garbajosa. Y enfrente estuvo Vasileadis, traído precisamente para relevarle, aunque el griego no hiciera carrera aquí. Hombre tímido y extremadamente educado, contaba divertido una anécdota en el Open McDonald's, cuando se enfrentó a los Bulls de Jordan con el Racing de París. Dejó sentado al mito con un reverso. Risacher es ahora agente de jugadores y en ocasiones viene por Málaga. Francia es un mercado que interesa al Unicaja. Los que ocupaban asientos cercanos sí se percataron de su presencia. Como siempre, elegante y discreto.