Se equivocó la gaviota

Un baño de realidad, con dos jarros de agua fría, es lo que han tenido en el PP para la convención de Sevilla

Se equivocó la paloma, según Rafael Alberti, que era comunista. Sin embargo, ahora se ha equivocado la gaviota, que echó a volar en el momento más inoportuno para el PP. Les ha quedado una encina, que según explicó Fernando Martínez Maíllo, es un árbol que aguanta todo: "viento, frío, hielo, o nieve". A las primeras del cambio, han puesto a prueba la encina, no con un temporal sino con dos, pues han venido las tormentas Cristina y Carles. Zona catastrófica en la convención de Sevilla, desde antes de empezar. La encina debuta con mal fario. Yo no digo que sea gafe, pero tiene toda la pinta.

También es que la suerte hay que buscarla. El PP ha organizado la convención cuando casi todas las encuestas apuntan que Ciudadanos sería el partido más votado. Es decir, que ya no se trataría de que Mariano Rajoy pacte con Albert Rivera, sino de que Albert Rivera pacte con Mariano Rajoy. O con Pedro Sánchez, que sería más difícil, pues a Pedro le atrae más Pablo. Las encuestas son un divertimento. Peor que las encuestas es la realidad. Un baño de realidad, con dos jarros de agua fría, es lo que han tenido en la convención de Sevilla.

Primero se supo que una profesora de Cristina Cifuentes decía que la firma no era suya. El máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid es un ejemplo de la bobería de algunos políticos. ¿Qué falta le hacía ese máster? Ninguna. Ojalá que para ser presidente o presidenta, alcalde o alcaldesa, exigieran másteres. Muchos candidatos no pasarían el corte. Pero el corte de la señora Cifuentes es la falta de credibilidad, no la corrupción, como han advertido en el PP. Y es verdad, porque la falta de credibilidad ha terminado con muchas carreras políticas. Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo. Es más fácil pillarlo cuando tienes el enemigo en casa, frotándose las manos de alegría por el mal de la vecina.

Y en esas que llegó la tormenta de Carles. Un frente frío procedente de Alemania, que ha descargado en plan catastrófico. El día antes dijo el ministro del Interior en Canal Sur que estaba seguro de que concederían la extradición. La culpa no es de Zoido, sino de la diplomacia española. Han sido incapaces de explicar bien a los europeos que Puigdemont y compañía no son presos políticos, sino delincuentes. Con lo cual eso tiene un coste que sale muy caro.

¿Dónde está aquella gaviota de las mayorías? No se sabe. Una vez que se equivoca, se pierde. Y ahora, por la encina, sobrevuelan pájaros que parecen cuervos.

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