Cuando escampe

No debería ser noticia que los responsables de la administración comparezcan para decir que han colaborado

R EACCIONARON las instituciones en domingo. El Rey telefoneó a los alcaldes de varios de los ayuntamientos afectados, la presidenta andaluza anticipó un día su visita, supongo que después de contemplar las imágenes que salieron en los telediarios, y el ministro del Interior también se sumó de inmediato a la comitiva. En los tiempos que corren se exige sensibilidad al instante. Pero no debería ser noticia que los responsables de las administraciones comparezcan para proclamar que se han coordinado y colaborado entre sí. Por eso, más allá del protocolo oficial, los actores públicos deberían ofrecer algunas soluciones, sin demagogia, para que frente a las lluvias fuertes quepa algo más que la resignación y la evaluación oficial de los daños. Cuando la naturaleza se desata no hay oponente que se le resista. El problema es que aquí la desafiamos con alegría y sin consecuencias.

De momento, la tromba no evita la lacra de la sequía. Menos en la Concepción, y es el embalse más pequeño, las precipitaciones cayeron aguas abajo de los presas del Guadalhorce, así que poco incidirán en las reservas hídricas. En caso contrario, ya habríamos despedido el problema de la falta de agua hasta 2020. Ahora toca conocer las demandas de los consistorios tras las nuevas inundaciones y también analizar su propia responsabilidad en las mismas.

El problema es que este shock pasará y me temo que el episodio de hoy, como el de 2012, quedará en el olvido en cuanto escampe políticamente. No hay mejor ejemplo de lo que describo que el cinturón verde. El Plan de Defensa Forestal de Málaga, reactivado tras las inundaciones de 1989, que era la continuación de la repoblación iniciada a principios del siglo XX de los Montes de Málaga. Con él, se pretendía multiplicar por seis la superficie del parque natural. Sí, con los años nació el también llamado parque del Guadalmedina, pero mejor no aplicar el sustantivo al esperpento final. Luego Junta y Gobierno central exhibieron su repertorio de fintas y regates y la promesa desapareció de la agenda al faltar los fondos europeos.

¿Porque quién invierte en lo que otro inaugurará dentro de veinte o treinta años?

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