La ciudad y los días

Carlos Colón

La ética como límite

Aveces la política se hace ética de forma absoluta. Ética como determinación, como límite, como imposibilidad, como lo contrario de la necesaria y legítima vocación negociadora del quehacer político. La ética es el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana. La política es lo que concierne al gobierno de los Estados. Aunque debe existir una impregnación ética de la actividad política, las esferas afectadas por la una o la otra son distintas. Sólo en situaciones límite la ética se impone a la política, interviniendo como determinación que obliga a hacer algo o lo impide. Lo que estos días se está viviendo tras el apoyo del PNV a ANV en el Ayuntamiento de Mondragón es una de estas situaciones límite.

Al rechazar la moción de censura contra la alcaldesa de Mondragón, que se negó a condenar el asesinato de Isaías Carrasco, el PNV, como ha dicho José Antonio Alonso, ha adoptado una actitud "lamentable" que "debe tener consecuencias serias". Si El PSOE actúa así la conveniencia política estará cediendo ante la exigencia ética. La política dice que es conveniente el apoyo parlamentario del PNV y necesario contar con él para abordar la cuestión vasca; que no se puede ignorar la fuerza que tiene en el País Vasco, convirtiéndolo en interlocutor necesario; y que el diálogo con los partidos nacionalistas de derechas -como el PNV o CiU- es el único camino para llegar a alguna parte sin extraviarnos en las frondas independentistas o despeñarnos por los precipicios radicales y terroristas. Pero la ética dice que no se puede negociar con quienes no desalojan del poder a quienes no condenan los crímenes.

El PNV hizo oídos sordos a esta exigencia ética, pasando sobre el cadáver de Isaías Carrasco, al negarse a apoyar la moción de censura contra la alcaldesa de Mondragón; al llamar cínicamente "coherencia" a su apoyo a ANV tras el asesinato del ex concejal socialista; y al acusar al PSOE de actuar "en sentido contrario" a como lo hizo cuando posibilitó que las listas de ANV pudieran concurrir a las elecciones, como si su silencio tras el asesinato no cambiara nada.

La postura del PSOE, en cambio, está atendiendo a esta exigencia ética, obligando a una rectificación peneuvista -ambigua, incompleta, pero un primer paso al menos- de la vergonzosa postura adoptada por Joseba Egibar el pasado martes. Habrá que ver si al final vence la política sin ética o la ética como límite de la política. Lo que quiere decir que el PNV apoye el desalojo de ANV o que Zapatero, como parece que va a suceder, asuma que será presidente en segunda vuelta sólo con los votos del PSOE.

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