luces y sombras

Antonio Méndez

Casi excelentes

CON una visión optimista de la vida diríamos que Málaga se ha quedado a las puertas de entrar en la selección nacional de universidades españolas que en una segunda fase de esta competición aspiran a colocarse en la clasificación de los mejores campus del mundo.

Pero la cruda realidad es que la institución académica malagueña ha sido superada por al menos otras quince de España, entre ellas tres de Andalucía: Sevilla, Granada y Córdoba. Y ésta última incluso fue capaz de liderar en torno a su proyecto a otras cuatro representantes andaluzas.

La UMA es una de las instituciones más valoradas por los malagueños. Así lo han demostrado hasta ahora las sucesivas encuestas publicadas durante los últimos años. Pero hay que exigirle más. Debe compatibilizar esa buena imagen interna con una proyección en la comunidad andaluza y en España acorde con una provincia que es la sexta de España en población, pero que es la líder del turismo en la península y con una sinergia con el Parque Tecnológico que debe abrirle nuevos caminos hacia la tecnología y la innovación, contra los que otras contrincantes no pueden competir. La simbiosis entre ambas facetas y el enclave serían difíciles de discutir.

Los que conocen los proyectos presentados por la UMA significan que eran buenos. A veces hasta para entrar en una liga de honor universitaria es necesario disfrutar de un valor añadido. Y ése es un pecado original malagueño. Ni los partidos, ni las instituciones locales o provinciales han hecho valer casi nunca su peso real en los ámbitos regional o nacional. Algo de ello insinuó ayer la rectora en la inauguración oficial del curso. Pero tras el desánimo inicial, la lección debe servir de aprendizaje. Tampoco se pasa de un año para otro de dar clases en barracones a la excelencia internacional.

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