Crónica personal

Pilar / cernuda /

La familia

LA familia Pujol Ferrusola debe pensar que la mayoría de los españoles son tontos de solemnidad y se tragan lo que les echen.

El ex presidente Jordi Pujol bronqueó a los miembros de la comisión parlamentaria que trataban de indagar sobre sus dineros colocados en paraísos fiscales; previamente, acosado por las investigaciones periodísticas, había hecho público un comunicado en el que recurría al viejo truco de la herencia familiar que, por cuestiones exclusivamente legales, convirtió en "legado", no fuera a ser que su hermana le exigiera la parte correspondiente. Más tarde declaró a la juez que el responsable de la gestión de los dineros familiares era su hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, que ya estaba contra las cuerdas porque su ex novia había dado información escandalosa a quienes castigan en Cataluña el fraude fiscal. Su mujer, Marta Ferrusola, declaró exactamente lo mismo, que era el hereu el que se ocupaba de esas cosas, y también lo mismo declararon tres de los hermanos. La juez, finalmente, ha optado por la imputación de Jordi Pujol Ferrusola, sólo de él.

La sensación que se produce al ver la coincidencia es que la estrategia consistía en cargas las tintas contra el que ya salía muy mal parado porque había dejado rastros indelebles en infinidad de bancos y países, el hijo mayor. Que además tuvo la mala suerte de que una juez andorrana decidió por fin colaborar con la Justicia española al encontrar indicios, explicó, de que el dinero que pasaba por distintos bancos andorranos podía tener un origen ilegal.

La familia, o más habría que decir la Familia, con mayúsculas, porque se han aprovechado de la circunstancia de ser familia del ex presidente, sigue clamando por su inocencia, pero la realidad se impone tercamente, y además de que no salen las cuentas, las grandes cuentas, empiezan a aparecer testimonios de pequeños y medianos empresarios que han decidido tirar por la calle de en medio y explican que fueron presionados para pagar comisiones a familiares de Pujol a cambio de contratos con la Generalitat. Y al menos en un caso, también han señalado al consejero Felip Puig, cuyo nombre ya había aparecido como promotor de operaciones no muy claras.

Artur Mas sigue mirando al infinito como si con él no fuera la cosa. Y va. Fue jefe del Gobierno catalán cuando supuestamente se exigían comisiones familiares, y es quien ha colocado en lugar privilegiado a Puig y además lo mantiene en ese lugar privilegiado.

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