El fantasma de los 40 millones

El centro pionero del turismo de la Costa del Sol dejó de impartir docencia para convertirse poco a poco en un edificio fantasma

Sin escatimar gasto alguno. Con los mejores equipamientos para que nadie pudiera discutir que era el número 1. Así nació el CIO de Mijas, la escuela de hostelería, turismo e industrias de ocio. Un centro de formación integral, más allá del modelo de hostelería que con éxito cultivó La Cónsula. Contaba incluso con un hotel, un restaurante, una residencia para los alumnos, spa y piscina. La posibilidad de adquirir conocimientos desde para gobernar un hotel hasta para explotar un campo de golf.

Unos 40 millones de inversión, gracias a un consorcio liderado por la Junta con un 20% de participación del Ayuntamiento de la localidad. Incluso presumían que disponían de un plató desde el que se podían transmitir al mundo cursos de cata de vino. El edificio impresionaba. El Gobierno andaluz decidió externalizar la gestión. Una empresa participada por un empresario turístico explotaría el hotel y el restaurante, abiertos al público, previo pago de un canon anual. Para que impartiera los cursos de formación, al que en algunos años acudieron unos 500 alumnos, se les entregaban subvenciones. Algunas informaciones estiman que entre 2002 y 2013 el CIO recibió 48 millones de euros para este menester, en su mayor parte dinero procedente de fondos europeos.

Pero sucedió como en La Cónsula. Doce años después, el modelo se cuestionaba. ¿Se podía justificar que el dinero recibido se empleó únicamente para formación o se utilizó para conceptos que no podían ser objeto de ese tipo de ayudas públicas? En 2015, en pleno escándalo de los cursos de formación, una juez decidió imputar por supuesto fraude y malversación, entre otros supuestos delitos, al ex director gerente del CIO. El centro pionero de turismo había dejado de impartir la docencia para convertirse poco a poco en el actual edificio fantasma de los 40 millones.

El Gobierno andaluz, el máximo responsable del desaguisado, ante la hipótesis de la devolución de las millonarias ayudas públicas que no había controlado, optó por el cerrojazo. En la ruleta de la fortuna, de consejería a consejería, este consorcio, como el resto de las 14 escuelas andaluzas, pasó a depender de Empleo. Con el caso ERE en el horizonte, ningún político se atrevería a dar un paso. El malagueño José Sánchez Maldonado, consejero de Empleo, no ha sido la excepción. Hay que liquidar la joya de la corona. Muerto el perro se acabó la rabia. Mientras, hay trabajadores a los que se le adeudan 32 nóminas. El inmueble está abandonado u okupado por desconocidos, que pudieron celebrar a sus anchas la pasada Navidad. No hay responsables. Ni los de antes ni los de ahora. 40 millones que no sonrojan a nadie ni les agrian sus vinos de los viernes.

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