El frente popular de Judea

Está claro que entre pablistas, errejonistas u anticapitalistas y el circo de Vistalegre va a estar servido

Si hay una escena característica de los Monty Python en su obra maestra La vida de Brian es aquella en que describe la atomización política del pueblo judío frente a los invasores romanos. En ella se resumen, con un genial humor ingles, muchas de las características de las organizaciones que se subdividen en facciones, grupúsculos y chupipandis. Hoy vivimos en la política española esta segregación de los recién llegados donde, mientras unos se quejan desde el desvencijado y empobrecido piso okupa, otros dan ruedas de prensa descansando sus posaderas en las mullidas alfombras del Congreso de los Diputados. Y es que siempre ha habido clases. Por ello merecería la pena invitar a los inigualables cómicos británicos a analizar este espectáculo que aparece a diario en nuestras pantallas:

Si a algunos hay que definirlos como el Frente Popular de Judea sería a los pablistas. Ellos se erigen como conservadores de las esencias, donde sólo es política lo que ellos digan, sólo son podemitas los que ellos quieran y sólo se hace en el partido lo que ellos ordenen, es decir, todo muy asambleario. El Frente Judaico Popular serían los errejonistas. Todavía creyéndose que mandan algo y anhelando volver a las manifestaciones universitarias. Evidentemente no terminan de encajar su lugar en el entorno, porque cuando hablan de revolución y del gobierno del pueblo, a todos nos recuerda la buena cuna en la que nacieron la mayoría de ellos y el apego que tienen a las becas dirigidas y los emolumentos públicos.

Por último, y algo menos numeroso, estaría la Unión Popular de Judea representada por los anticapitalistas. Evidentemente su nombre es el más curioso, ya que si se definen como anticapitalistas debe ser porque el resto son procapitalistas. No sabemos si esto es una llamada de atención a los inmensos capitales que reciben los demás por transferencias internacionales, asignaciones a partidos, sueldos políticos o donaciones diversas, o una queja porque ellos no ven ni un euro.

Está claro que entre pablistas, errejonistas, anticapitalistas y mediopensionistas el circo de Vistalegre va a estar servido. Y el PP haría bien en quejarse por la coincidencia, porque entre pasar un fin de semana viendo cine de acción con incierto desenlace o películas donde, desde el principio se sabe hasta el asesino, la gente optará por dejarse sorprender, que es siempre más emocionante.

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