Los fueros del silencio

Entre las principales características del fascismo siempre encontramos el expansionismo y la represión

Hace ya más de 1.000 años que una importante región de España se convirtió en uno de sus reinos más fructíferos y mejor organizados: el Reino de Navarra. A través de sus fueros fue capaz de mantener una situación privilegiada, siempre en consonancia con el resto del país. Sin embargo, desde la llegada de Bildu a sus instituciones, lo que en otros tiempos fue una tierra de libertad y desarrollo se ha transformado en un lugar desconocido, bajo un sometimiento total a otro territorio menor como es el País Vasco, donde ni los propios navarros encuentran ya su identidad.

Y el precio a pagar empieza a ser caro. Tras la nueva ley que obliga a que toda empresa privada que quiera firmar contratos con la administración navarra se vea obligada a enseñar vasco a sus trabajadores, los resultados son dramáticos. Se ha incrementado un 240% la disolución de empresas y sociedades, es decir, la destrucción de empleo y tejido empresarial. ¿Cómo es posible que los políticos impongan una lengua allí dónde ésta no es oficial? Evidentemente la respuesta es complicada, y en cualquier lugar que viviera cierta normalidad democrática este tipo de imposiciones dictatoriales serían ilegales. Pero entre las principales características del fascismo siempre encontramos el expansionismo y la represión, por tanto no es de extrañar que la irrupción de los vascos a través de su sector más radical y la posterior imposición del idioma eran esperables.

Mientras tanto los navarros callan y sufren en silencio, viendo como sus empresas se van y sus privilegios se pierden. Parece que esta estrategia de empobrecimiento de las regiones, que ya es vivida por Cataluña y Baleares, es la nueva táctica de los nacionalismos para crear una absoluta dependencia de los ciudadanos respecto de su administración. Y de esa dependencia al servilismo solo hay un paso, como ya hemos vivido durante demasiadas décadas en Andalucía.

Por tanto, el conflicto entre la libertad y la represión está servido. Si durante estas semanas ERC y el diario la Vanguardia se han escandalizado porque unos ministros cantaran el himno de la legión en la Semana Santa de Málaga, el siguiente paso será ordenarnos lo que debemos cantar, hablar, leer o escuchar. Y estos abusos no se deben silenciar, ni relativizar ni ignorar porque, como decía el dramaturgo alemán Goethe: "Sólo es digno de la libertad quien sabe conquistarla cada día"

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