Todo es relativo

Una gestión ineficaz

El ministro británico dice, tan pancho, que cree que el revestimiento del edificio está prohibido. Pero no lo tiene claro

La vida es caprichosa y hay momentos en los que parece que te ha mirado un tuerto. Gran Bretaña es un buen ejemplo de ello. Tras sufrir dos tremendos ataques terroristas en apenas unos días, la pasada semana ardió por completo un edificio en el que, según el último recuento realizado ayer, ya se han contabilizado 79 muertos. Y casi hay que dar las gracias porque el siniestro se produjo de noche y en esa torre vivían entre 400 y 600 familias, por lo que la tragedia pudo multiplicarse.

El propio ministro de Economía, Philip Hammond, con cierta flema británica, dijo que, al parecer, el revestimiento del edificio estaba realizado por un compuesto inflamable que está prohibido, por razones obvias, en Europa y Estados Unidos y que creía que también en Gran Bretaña, pero que tampoco lo tenía muy claro. "Entiendo que el revestimiento en cuestión está prohibido también aquí", señaló el domingo. Con un par.

Es cierto que Gran Bretaña se ha tenido que enfrentar a hechos muy duros en muy pocos días, que han puesto en jaque a la policía y los bomberos y que han dejado a la población con los ánimos por los suelos. Pero da la impresión, desde la distancia, de que no dan una a derechas. La gestión del último atentado, en el que falleció el español Ignacio Echeverría, fue, cuanto menos, cuestionable. No es lógico que tres terroristas puedan ir acuchillando a personas sin ton ni son por la calle en un país que está en máxima alerta y en el que solo unos días antes se había producido una masacre en un concierto en Manchester. No puede haber policías en cada esquina, pero igual sí se puede reaccionar más rápido. Tampoco es normal que se tarden cuatro o cinco días en identificar a un cadáver, como ocurrió en el caso del español cuando, supuestamente, pereció en el mismo lugar de los hechos y su fotografía salió publicada en todos los medios de comunicación del mundo.

En todo este jaleo, May, que encima pierde poder tras convocar ella misma unas elecciones, quiere empezar a hablar del Brexit, algo que tiene más que preocupado a los miles de británicos que viven fuera de la isla. Se le acumulan los problemas a Gran Bretaña y no parecen muy efectivos.

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