crónica personal

Pilar Cernuda

La influencia de Amaiur

HACE falta tener mucha caradura para ser portavoz de Amaiur y preguntar al presidente de Gobierno qué piensa hacer para terminar con ETA. Cualquier persona de bien que se dejara llevar por sus impulsos respondería indignada a Iñaki Erredondo que dejara de hacer el caldo gordo a la banda terrorista, como hacen Amaiur, Bildu, Batasuna, ANV y otras marcas desde su fundación. Rajoy en cambio, en presidente de Gobierno, utilizó un tono moderado, contenido, para decir a Erredondo que utilizara su influencia ante ETA para convencer a sus dirigentes de que dejaran definitivamente su actividad terrorista.

El documento suscrito por el PP, PSOE, PNV y CiU el martes es un elemento de importancia superlativa, aunque Rosa Díez se haya empeñado en mantenerse al margen de forma incomprensible.

Su estrategia se basa en insistir en la ilegalización de Amaiur y convertirse en abanderada de esa ilegalización, como si el resto de los partidos democráticos no quisieran mover un dedo para conseguirla. Olvida la líder de UPyD, o pretende que los demás lo olviden, que PSOE y PP han hecho cuanto estaba en su mano para intentarlo en la legislatura anterior, la Policía y la Guardia Civil trabajaron sin descanso para aportar las pruebas que demostraban que Bildu formaba parte del entramado de ETA, esas pruebas fueron concluyentes para el Tribunal Supremo … y fueron tumbadas por el Tribunal Constitucional. Que pida cuentas Rosa Díez al Alto Tribunal, porque es el responsable de lo ocurrido, de lo vergonzosamente ocurrido.

Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado están atentos a cualquier nuevo dato que puedan aportar como prueba; el Gobierno y el principal partido de la oposición analizan con lupa los gestos, palabras e iniciativas de Amaiur… pero Amaiur no se sale del guión, no se pasa ni un milímetro del límite que sus abogados le han marcado con líneas rojas. Saben que si lo hacen de inmediato se pondrán en marcha los mecanismos que permitan la ilegalización. Sería muy grave iniciar un proceso de ilegalización sin nuevas pruebas que aportar al Supremo, porque el riesgo de que no fueran concluyentes daría alas a Amaiur, y por tanto a ETA, para hacerse la víctima y lograr aún más adhesiones.

Por eso el documento rubricado por PP, PSOE, PNV y CiU es de la máxima relevancia. Por su contenido, inequívoco de rechazo a cualquier tipo de componenda con la banda terrorista, y porque además incorpora al PNV, que ha mantenido una actitud tibia respecto a Amaiur y Bildu. Tibieza que podría interpretarse como que dan por buena la estrategia de ETA de pretender que su disolución es un problema político y que hay que tomar medidas políticas para integrar socialmente a los presos y a los propios dirigentes de la banda.

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