La inocente, el tonto y el malo

Cristina, inocente, era un florero. Diego Torres, el malo. Iñaki, un tonto de película. Y Roca Junyent, levitando...

El caso Nóos ha sido peliculero desde el principio. Esta película sería La inocente, el tonto y el malo, la historia de una época de abundancia, corrupción e impunidad. La sentencia ha sido políticamente correcta hasta la perfección: ni mucho, ni poco. Primero, la Infanta Cristina queda absuelta. Con sarcasmo, el instructor de la causa ha dicho que el tribunal la ha considerado un florero. Además, le sale a devolver: su depósito de más de medio millón, por si la multaban por fraude fiscal, se queda en la mitad. De los demás cargos es oficialmente inocente. A los de Manos Limpias, que sostenían lo contrario, les condenan a pagar honorarios a Roca Junyent. No son gente edificante, pero ni la Fiscalía, ni la Abogacía del Estado, ni Hacienda quisieron hacer sangre con Cristina de Borbón. Se crea el precedente de mujer enamorada que no sabía nada y confiaba a ciegas en su marido. La sentencia es de tres mujeres con fama de rigurosas. Pero le vendrá muy bien a la esposa de Bárcenas, a Ana Mato y a todas las parejas de corruptos procesados en la resaca de los locos años 2000.

Segundo, el malo es Diego Torres. La Fiscalía pedía para el cerebro del tinglado tres años menos que para Urdangarín y le han caído dos años y tres meses más. A Torres le condenan a la mitad de lo reclamado por el fiscal. Tercero, Iñaki ha hecho el tonto, además de prevaricar, malversar, defraudar, falsificar, traficar y evadir impuestos. Por todo eso le meten seis años y tres meses, dos tercios menos que lo que pedía el fiscal. Pero peor que los seis años es el descrédito que ha procurado a su familia política y a sí mismo. Ha hecho el bobo de manera solemne; lo tenía todo en la vida, y se metió en esto a por más. Y cuarto, también se llevan por delante a Jaume Matas, ministro con Aznar y ex presidente de Baleares, que estuvo en este lío y en muchos más. Aquí lo despachan con tres años y ocho meses de prisión. Matas da para un buen póster de la época.

Los que han conseguido absoluciones están la mar de contentos. Y el abogado de la Infanta Miquel Roca, eufórico. Ayer no se cortó un pelo, ¡dijo que levitaba! El fiscal que contribuyó con su estrategia a exonerar a Cristina, pedirá prisión provisional para Iñaki, el antiguo medallista olímpico y hoy juguete roto. Parece que él ya ha elegido la cárcel pacense y ella trasladar su colocación en la Fundación Aga Khan a la capital portuguesa. Así podemos seguir, como si fuera ficción, con la historia peliculera: tú a Badajoz y yo a Lisboa. Por si la Justicia no lo hace, el cine nos iguala a todos.

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