Desde dentro

La inolvidable experiencia del Pionir

En el anterior viaje a Belgrado, Sergio Scariolo advertía a los aficionados que acompañaron a la expedición cajista: "Sabréis lo que es de verdad el factor cancha". El miércoles fueron 15 los valientes que se atrevieron a constatar dos años después aquella frase del italiano. Algunos repetían y otros se estrenaban, igual que los miembros de la plantilla. Como aquel peregrino que acude al menos una vez en la vida a La Meca, cualquier aficionado al baloncesto debería utilizar un día de su vida en visitar alguna vez en la vida la Sala Pionir en un encuentro del Partizan. Pabellón construído expresamente para el Europeo de 1975, en el que Yugoslavia derrotó a la URSS en la final, allí se han escrito bellas páginas del baloncesto continental. Al final de la céntrica calle Mihailova de Belgrado, en un subterráneo, está la tienda oficial del Partizan. Allí hay dos camisetas representativas. En una, una leyenda demoledora: "No tenéis ninguna posibilidad. El Pionir está en trance". En otra se dibujan las camisetas de los ocho jugadores de la cantera del Partizan que han jugado en la NBA: Djordjevic, Divac, Danilovic, Paspalj, Varda, Perovic, Drobnjak y Krstic. La afición y el trabajo con la juventud, las dos señas de identidad del club .

Cada partido es una liturgia diferente en el Pionir. Las 7.000 personas que abarrotan las gradas cantan al unísono himnos y vítores. Incluso niños de cuatro años. Cada jugador que sale a calentar es ovacionado. Pero no un aplauso, sino una enorme salva. Lo que ocurre con Dusko Vujosevic es algo superior. Cuestionado en sus inicios, ahora es un dios y se le obliga a salir a saludar tras los partidos. Y la afición, caliente, muy caliente, pero correcta. Como prueba, la imagen. Manolo Sevillano, un aficionado cajista clásico en los viajes del equipo, intercambia camisetas con un hincha partisano.

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