Al margen

Ramón Triviño / Almargen@malagahoy.es

Sin letra menuda

RECUERDO que Joaquín Ramírez llegó a la política con mayúsculas tras las elecciones general de 1993, cuando de la mano de Manuel Atencia y bajo el paraguas del entonces niño Arenas, pusieron todo su empeño en hacer crecer en Málaga un partido de centroderecha que tuviera poco que ver con la derechona que con escasos réditos electorales se había apoderado de la herencia de Alianza Popular y que naufragaba en medio de encarnizadas luchas intestinas y dirigida por oscuras gestoras.

Atencia y Ramírez consiguieron su objetivo, quizá más de lo que nunca soñaron, y crecieron al tiempo que su proyecto político, que les provocó muchos sinsabores, pero que, con el tiempo, ofreció unos espectaculares resultados y la conquista de parcelas de poder que la derecha clásica malagueña nunca tuvo a nivel institucional en la historia de la reciente democracia española.

Más de 15 años después, frente a este escenario, es muy difícil entender las razones que hace tan sólo 7 días llevaron a Joaquín Ramírez a tirar la toalla y quitarse de en medio. Seguro que el tiempo terminará explicándolo todo. Y la clave podría estar en el futuro más inmediato que llega del brazo del joven concejal Elías Bendodo, al que los clásicos definirían como un tiburón de la política, quien tras saber la que se le venía encima marchó a tierras sevillanas para reunirse con Javier Arenas y conocer los entresijos que le auparán a la presidencia del PP de Málaga en el próximo congreso provincial.

El líder eterno de la derecha andaluza no suele ser muy prolijo en sus explicaciones. Lo que sí se sabe es que en la designación de Bendodo no existe letra pequeña y que, por lo tanto, podrá hacer y deshacer a su antojo en Salvago, incluido su equipo, pero sin olvidar los complicados equilibrios de las variopintas familias que conforman el PP de Málaga.

La semana, como el tiempo, empezó y terminó revuelta. Al final por causa de la decisión de la cúpula socialista de borrar de un plumazo a una de las agrupaciones más poderosas de la estructura orgánica del PSOE de Málaga. Si los socialistas acusaron al alcalde de aprobar el PGOU en pleno ferragosto, para que el debate urbanístico y sobre los múltiples convenios pasara inadvertido, ahora ellos han aprovechado el puente de la fiesta nacional para depurar presuntas irregularidades en la agrupación local de Puerto de la Torre, auténtico baluarte de la corriente crítica Alternativa Socialista y causante de más de un dolor de cabeza, antes a Marisa Bustinduy y ahora a Miguel Ángel Heredia, que no consiguió ser profeta en su tierra.

Alguien debería recordar al nuevo secretario general que la cohesión no se logra con la exclusión, sino con la suma de todos.

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