Crónica personal

Pilar Cernuda

La ley estrella

QUÉ fue de la famosa ley de dependencia, qué ha sido de la ley estrella de la anterior legislatura, qué ha ocurrido con la ley de la que tanto presumió Zapatero? La ley que llevó al ex ministro Jesús Caldera a las páginas donde sólo aparecen los hombres y mujeres ilustres, en las que se presentaba a Caldera como el mejor ministro de Trabajo y Asuntos Sociales que en España ha habido.

De esa ley no queda nada. Promises promises, buenas palabras, mucha alharaca hueca. Ya lo denunció el PP cuando los socialistas tocaban a rebato para destacar las bonanzas de la ley: no había dinero. Preguntó el PP hasta la saciedad, y desde el gobierno, en lugar de explicar de dónde iban a sacar el dinero para financiar esa buena y prometedora ley, acusaban al PP de nula preocupación por los dependientes. Al llegar la hora de la verdad, el Gobierno advirtió que la responsabilidad de aplicar la ley recaería en las administraciones autonómicas, que estaban obligadas a aportar la mitad de su financiación. Primer escándalo, primeras protestas de los gobiernos autonómicos, incluso de algunos de los gobiernos socialistas. Y ya en esta legislatura, en la primera reunión de los consejeros con el Gobierno central, otro jarro de agua helada: no había dinero ni siquiera para aportar la mitad prometida.

Hoy, en semanas en las que al Gobierno de Zapatero se le llena la boca de acusaciones al PP de escaso interés por los asuntos sociales, la ley de dependencia no se ve por ninguna parte. No hay dinero, como se había advertido. No hay manera de crear puestos de trabajo para ayudar a los dependientes, no hay ayudas a domicilio para ellos, ni más plazas en centros especializados, ni prestaciones directas a los familiares que se ocupan de los enfermos en casa. No hay nada, sino silencio administrativo y mucha desesperación en aquellos que habían puesto todas sus esperanzas en una ley que iba a solucionar sus problemas o, al menos, apaciguarlos.

Un fiasco sobre el que los socialistas prefieren correr un tupido velo. El problema es que se trata de una ley aprobada en las Cortes por todos los grupos, lo que tiene como consecuencia inmediata que los dependientes han adquirido unos derechos que pueden reclamar, aunque en la ventanilla de turno les respondan que no hay dinero para cumplir con lo que marca la ley. Si no hay dinero, es un problema de Zapatero, de Solbes y de Mercedes Cabrera, pero los ciudadanos pueden exigir que se les apliquen todos y cada uno de los puntos y artículos de la ley.

Zapatero, en lo que a dependencia se refiere, ha demostrado tener bastante poca. Es evidente que sufrimos una crisis económica galopante y que se deben establecer prioridades, pero ¿no lo son los dependientes? Al menos eso es lo que decía Zapatero hace apenas unos meses, cuando en campaña electoral presumía de su "ley estrella". Hoy estrellada.

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