la tribuna

Antonio Ponce Fernández

El malestar del dinero

EL Consejo Andaluz de Cámaras, que me honro en presidir, y la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) acaban de suscribir un documento que creemos de vital importancia para el futuro de las empresas andaluzas y de forma especial para las pymes. La unidad de acción entre nuestras dos instituciones puede garantizar el aprovechamiento de sinergias y la reducción de coste en la prestación de nuestros servicios. Este es el fin principal del reto que nos proponemos asumir dentro de la tradicional colaboración que ha marcado siempre la actividad del Consejo y la CEA.

Los cambios vertiginosos que soporta la sociedad actual con el epicentro en la grave crisis financiera que sacude los mercados están obligando a una revisión de los modelos económicos. Resistirse a este fenómeno sería una irresponsabilidad que frenaría la recuperación que clama Andalucía. La difícil coyuntura que atenaza al país y por ende a la comunidad autónoma empuja a las organizaciones empresariales a remar en la misma dirección y a responder con decisión y convicción ofreciendo instrumentos útiles y rentables.

En este contexto se incardina el acuerdo firmado por la CEA y el Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio. En unos momentos de feroces recortes, las Cámaras y la patronal se ven obligadas a trabajar conjuntamente en beneficio del empresariado, la única razón de ser de nuestras organizaciones. Sólo nos mueve la vocación de servicio a la empresa y hacerlo al menor coste posible, explorando nuevas fórmulas de trabajo en común, aprovechando las sinergias y buscando la mayor complementariedad y convergencia de nuestras actividades en aras de una mayor eficiencia.

El acuerdo de referencia fortalece aún más si cabe la posición de las Cámaras de Comercio en el concierto económico de Andalucía, ya que estas instituciones no sólo no pierden un ápice de sus funciones, sino que por el contrario salen potenciadas para ofrecer los servicios que los empresarios les demandan. Las Cámaras fortalecen así su propia entidad y capacidad de acción. Además, y gracias al compromiso de la CEA, recogido de forma expresa en el documento, de demandarlo para ellas, podrán asumir encomiendas de gestión, como ya se ha conseguido en las comunidades de Valencia y Cataluña. Esta posibilidad abre un nuevo escenario de oportunidades y un importante catálogo de servicios que harán de las Cámaras de Comercio de Andalucía instrumentos más útiles para el empresariado.

No somos iguales, ni pretendemos serlo. Las Cámaras son corporaciones de derecho público, cuentan con una amplia red en Andalucía que les permite llegar a cualquier rincón de la comunidad y disfrutan de una marca homologable con órganos similares en todo el mundo. Pero convergemos en lo esencial; las Cámaras y la patronal tenemos el mismo denominador común y nos mueve idéntico fin: la defensa de los intereses de la empresa andaluza y su puesta al día para ser competitivos.

Las Cámaras de Comercio, hoy por hoy, son insustituibles como instituciones de derecho público al servicio del empresariado. Si no fuera por ellas, España y Andalucía serían una isla en el concierto de los países desarrollados, que tienen en sus Cámaras unas embajadoras de primer orden. Desde su fundación a finales del siglo XIX, las Cámaras vienen jugado un papel activo en los mercados exteriores. No en balde, nacieron con vocación universal y fueron de las primeras en abrir fronteras, adelantándose a lo que ahora se denomina globalización. Su aportación en materia de internacionalización es de sobra reconocida.

El Consejo Andaluz de Cámaras comparte con la CEA el convencimiento de que sólo desde las responsabilidad y el compromiso mutuo pueden crearse condiciones estables para el progreso económico y social. El acuerdo firmado por ambas organizaciones ha sido refrendado por todos los presidentes de las organizaciones territoriales, confederaciones empresariales y Cámaras de Comercio andaluzas, en un alarde evidente de la unidad que preside nuestras actuaciones. Una adhesión unánime que ha quedado plasmada en el documento, convirtiéndolo en el mejor exponente de la cohesión que presiden las relaciones de las organizaciones empresariales.

Desde el respeto y el consenso, el Consejo andaluz de Cámaras ha firmado un acuerdo con el que se ha pretendido poner los cimientos. Le toca ahora el turno a las organizaciones territoriales, son ellas las que tendrán que levantar el edificio, desarrollar el documento a partir del diálogo y la complementariedad de las actividades en marcha. Recuerdo al clásico Quevedo cuando decimos que si todo tiempo pasado fue mejor, estamos condenando el futuro sin conocerlo.

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