Dicen que año de nieves es año de bienes, y eso debieron pensar todos los municipios de la Sierra de la Nieves cuando la pasada semana el Gobierno de España aprobó su declaración como nuevo Parque Nacional. Sin duda es un hito histórico para estas comarcas al ser el primero de estas características en la provincia de Málaga. Ahora, junto con la felicitación correspondiente, nos toca a todos disfrutar de sus paisajes y de ese magnífico lugar donde la naturaleza despliega toda su grandeza.

A pesar de los muchos años que ha requerido la tramitación de este expediente, no exento de cambios y vaivenes, parece que todas las administraciones se han conjurado para lograr un gran objetivo. Solo de imaginar que esta colaboración y coordinación se llevara a cabo en todo aquello que beneficie a los ciudadanos, nos haría parecer que vivimos en una democracia consolidada, pero no perdamos la esperanza. Al menos desde hoy, cuando miremos hacia esa cordillera de sienes blanqueadas que rodea a nuestra Costa del Sol, podremos sentir que un poco más de nuestro entorno está siendo especialmente protegido.

Cabe pensar que en los próximos años, al igual que ocurre en el resto de los Parques Nacionales, la extensión de la Sierra de las Nieves irá en aumento. Son muchas las zonas con alto interés ecológico que la rodean, desde las riberas que conforman el Valle del Guadalhorce a los emblemáticos enclaves de la Serranía de Ronda, por lo que el trabajo no ha hecho más que empezar. Cada hectárea, cada fanega, cada nuevo enclave que sea protegido será una nueva victoria a la desertización y un paso más para mejorar nuestro mundo. Si en el pasado dejamos gran parte de nuestra provincia sin masa arbórea, para alimentar los altos hornos y las fundiciones, ha llegado el momento de recuperar el espacio perdido y devolver a la naturaleza lo que le pertenece.

Ciertamente la concienciación de las generaciones actuales es mucho mayor ante esta situación, ya sea por el miedo a la contaminación que vemos en otras grandes ciudades o por las denuncias de los seguidores del cambio climático, por lo que merece la pena no rendirse. Esta batalla puede ser ganada, entre otras cosas, porque a todos nos va la vida en ello, independientemente de la edad mental que cada uno tenga. Cabe recordar la famosa frase de Luther King: "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol".