Todo es relativo

A paso lento

Málaga está cambiando, pero qué cuesta todo. En tiempo y en dinero. Es desesperante la lentitud de muchos proyectos

Ha costado 19 años, protestas ciudadanas y un sinfín de promesas políticas incumplidas, pero Málaga ya tiene un museo en el edificio de la Aduana. Otro más que sumar a la larga lista de espacios museísticos de los que goza esta capital y que están suponiendo un revulsivo para el mercado turístico, al menos, con los datos en la mesa. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, incluso abrió ayer la posibilidad de que haya más museos en la ciudad. Es una de sus apuestas y la está llevando a cabo. Otra cosa es que esté saliendo por un ojo de la cara mantenerlos, pero cada ciudad tiene su estrategia.

En esta provincia cuesta dios y ayuda sacar proyectos adelante. Se hablaba antaño de la ciudad de las maquetas, es decir, que se hacía una maqueta preciosa de alguna iniciativa que finalmente nunca se llevaba a cabo. Ahora, las nuevas tecnologías se han cargado el bonito y difícil oficio de crear maquetas y se puede hablar de que estamos en la ciudad de las infografías. Tenemos de todos gustos y colores. Del Metro en el centro y por el Hospital Civil, de la Alameda peatonal, del hotel del puerto... Mucho ruido y pocas nueces, por lo menos a corto plazo.

Es desesperante ver la lentitud con la que se realizan las obras y los trámites urbanísticos. Que el Metro, a finales de 2016, no llegue ni siquiera a El Corte Inglés. Ahora se ha juntado la obra con el tramo hasta la Alameda y se supone que se va a abrir en el verano de 2018, algo que suena a carta a los Reyes Magos visto lo visto. Mientras tanto, el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía ni siquiera se ponen de acuerdo sobre la fórmula para ir al Hospital Civil. Peatonalizar la Alameda es el nuevo frente abierto, otro correveidile para aburrir hasta al más optimista. Que si se tiene que quitar la rotonda y la estatua del Marqués de Larios, que si se peatonaliza por los laterales o por el centro... No es fácil cambiar la fisonomía de una ciudad, pero es siempre un combate a los puntos.

Málaga ha cambiado mucho. Los turistas y las personas que llevaban años sin venir a la capital la valoran positivamente y sería injusto y falso decir lo contrario. Pero qué cuesta todo. En tiempo y en dinero. Con sangre, sudor y alguna lágrima.

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