DE POCO UN TODO

Enrique / García-Máiquez

Todo por la pasta

EL pacto que propone Zapatero al Partido Popular tiene tan poco futuro que unos y otros juegan al sí pero no. El Gobierno se entrevistará con todos antes que con el principal partido de la oposición y ya pone condiciones que chocan de frente con su programa electoral, como que de bajar impuestos, ni hablar. Los del PP sólo piensan en cómo escabullirse con garbo del abrazo del oso. En esas condiciones no resulta extraño que lo que haya saltado a la opinión pública sea un comentario entre irónico y sarcástico de Esperanza Aguirre.

La líder madrileña propuso como condición de un hipotético gobierno de concentración que los ministerios de Economía y Trabajo fuesen para Cristóbal Montoro y Javier Arenas, que ya han demostrado que lo saben hacer. "La gestión es lo nuestro", vino a decir. Como el pacto es imposible, el comentario no tiene trascendencia práctica.

Sin embargo, desde mucho antes de Freud se sabe que uno se retrata en sus bromas. Nos encontramos de nuevo con la vieja obsesión del PP por la economía. Que con la que está cayendo, juega a su favor, pero que a medio plazo les pasará otra vez factura.

El marxismo se propuso entender la realidad en términos económicos, aunque sospecho que lo heredó del liberalismo capitalista, su padre al fin y al cabo. Fuese antes el huevo o la serpiente, lo indiscutible es que hoy, mientras que los liberales siguen estando en el "todo por la pasta", los nietos de Marx han aprendido la lección de que en política hay cuestiones más esenciales. (Lección que les ha entrado con la sangre de sus innumerables fracasos económicos, todo hay que decirlo).

Para el subconsciente de Aguirre, el Ministerio de Sanidad, desde el que se perpetran leyes que afectan al derecho fundamental a la vida, no tiene tanta importancia. El de Asuntos Exteriores se lo puede quedar Moratinos, como si nuestro prestigio internacional no estuviese en bancarrota. La política territorial, dirigida desde el ministerio del mismo nombre, también podría quedarse en manos socialistas, ambizurdas, donde una (Patxi López, que pacta con el PP) no sabe lo que hace la otra (Montilla, que pacta con ERC).

El tradicional entreguismo de la cultura a la izquierda es un negocio ruinoso: acaba conformando un país de hábitos mentales progresistas que, aunque vote al PP cuando no llega a fin de mes, vuelve al redil siempre. Y lo que más me preocupa es el desinterés por la Educación, que es el principal problema de futuro de España en lo humano, en lo político y también en lo económico. ¿Lo de Trabajo y Economía fue sólo una broma de Aguirre? Bien, vale, pero a mí no me ha hecho gracia.

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