Sólo hacen falta 12 horas para entender por qué fueron sesenta personas a Azuqueca de Henares a ver a la candidata in pectore Susana Díaz, y dos días antes, fueron más de trescientas las que abarrotaron una sala de Málaga para escuchar a la guardia de corps de Sánchez. Sólo hace falta escuchar la intervención de la comandante Zaida Cantera y la entrevista que Susana Díaz concedió a Canal Sur la mañana siguiente.

Cada uno tiene el estilo de donde se hace. Si Susana no consigue desprenderse de cierto tufo catequista, el de Zaida es marcial. Lo sabe y lo aprovecha. Porque en la lucha sin cuartel por las trincheras del socialismo, la arenga previa al combate es fundamental. Por eso Zaida cogió el micrófono y se mezcló entre los asistentes como un general romano de película antes de la batalla para agradecer a una audiencia de veteranos militantes que su esfuerzo la hubiera llevado hasta allí. Se expresó en primera persona del plural. Seremos nosotros, y no ella, quienes recuperaremos la iniciativa de un socialismo en retirada enarbolando unas banderas rojas que no se abandonarán ante el enemigo. A diferencia de Díaz, la comandante prometió que no estará donde quieran sus compañeros, en la cabeza o en la cola del PSOE, sino a su lado, que es donde están los compañeros en la batalla. Y la sala rompió en aplausos. Doce horas después, Susana respondió las preguntas de Ton Martín Benítez. Si no fuera porque iba en coche, habría contado las veces en que dijo "yo". La primera del plural la reservó para los dos peores resultados que "hemos sacado". "La victoria tiene cien padres, la derrota es huérfana", sentenció Napoleón. Quizás por eso no hizo falta decirle a nadie que ayudara a pagar los gastos y dejara lo que pudiera en la urna que hizo de cepillo a la entrada del local. Quizás por eso, sólo hubo que pedir a alguno que no pusiera tanto, con tres euros bastaba.

Antes de comenzar, un militante de la comarca de Ronda me aseguró que ganaría Pedro, pero que el problema era que el partido está roto. Aún puede romperse más. Si Sánchez gana, después tendrá que ganar el congreso. Que es otra batalla. El anterior lo perdió. Y más tarde todos los regionales y provinciales. Van a llover bombas de racimo y necesitará buenos generales. De momento tiene una comandante. Es más alta y fina que Susana, e igual de rubia. Y al sur de Despeñaperros, a todo el mundo no le gusta el folclore.

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