La ciudad y los días

Carlos Colón

'El pirata somalí', una ópera cómica

EL 31 de diciembre de 1879 se estrenó en el Fifth Avenue Theater de Nueva York, y el 3 de abril de 1880 en el Opera Comique de Londres, la opereta Los piratas de Penzance de Arthur Sullivan y W. S. Gilbert, reyes de los escenarios musicales del Londres victoriano. Su éxito fue tal que el teatro Savoy de Londres se dedicó en exclusiva a representar sus obras y la D'Orly Carte Opera Company interpretó el repertorio de Gilbert & Sullivan durante un siglo. Dotado de un irreverente sentido del humor dado a juegos con el absurdo y con el nonsense (juegos de palabras sin sentido) tan popular en la época, las operetas de Gilbert & Sullivan inventaban mundos en los que se invertía satíricamente el orden de las cosas. Los piratas de Penzance, repleta de divertidos sinsentidos, hizo popularísima la caricatura del militar moderno encarnado por el general Stanley, que cantaba: "Soy el paradigma del moderno General de División; poseo información vegetal, animal y mineral; me sé los reyes de Inglaterra y las batallas de la historia, de Maratón a Waterloo, según su categoría… Entiendo las ecuaciones, simples o cuadráticas, sé muchas cosas acerca del teorema binomial y algunas muy divertidas sobre el cuadrado de la hipotenusa…".

Pues ni Gilbert & Sullivan hubieran podido crear -ni su general Stanley cantar- algo más disparatado que la opereta El pirata somalí que están protagonizando el Gobierno, la Fiscalía y la Audiencia. El ir y venir del pirata que unos días es mayor y otros es menor de edad daría para montar una desternillante ópera cómica... Si no fuera porque de una parte está en juego la seguridad de los 36 pescadores secuestrados y la angustia de sus familias; y porque de otra este sainete evidencia una vez más el nonsense de la Justicia española, los disparates de la Ley del Menor y el absurdo de la consideración legal de la minoría de edad. Así desde los crímenes sádicos que salen penalmente gratis o la próxima puesta en libertad del menor al que el asesino confeso señaló como coautor de la violación y asesinato de Marta del Castillo, hasta que a las menores que pueden abortar sin conocimiento ni consentimiento de sus padres les esté prohibido tomarse una copa o comprar cigarrillos, pasando por algo que en el futuro puede tener mucho que ver con la piratería: la proliferación de bandas que utilizan menores de edad para perpetrar impunemente sus fechorías. Como "un espectáculo perfectamente legal, pero absolutamente de locos", definía El País lo del pirata somalí. Y da miedo pensar que en España lo perfectamente legal pueda ser absolutamente de locos.

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