Crónica personal

Pilar Cernuda

La 'portavoza'

SERÁ la primera mujer portavoz parlamentaria de uno de los dos partidos mayoritarios, eso ya no se lo quita nadie a Soraya Sáenz de Santamaría. Lo que habrá que ver es si es la persona adecuada para ese puesto. Va a ser responsable de un grupo mucho más sólido que la legislatura anterior, con personas que cuentan con gran experiencia política; personas a las que costará aceptar por encima a Sáenz de Santamaría, pues en algunos casos se trata de pesos pesados del PP que han querido tener escaño en el Congreso porque pensaban que el PP podía ganar las elecciones y era bueno acercarse a Rajoy después de cuatro años de dispersión. O que han estado durante estos cuatro años trabajando al lado de Rajoy, con tanta o más dedicación que Soraya

Sáenz de Santamaría cuenta con una serie de ventajas en su haber. La principal, que su lealtad a Rajoy está fuera de duda, y Rajoy confía plenamente en ella. En estos cuatro años ha aprendido las triquiñuelas del debate parlamentario y, además, mantiene buenas relaciones personales con algunos dirigentes del PSOE. Desventajas son que su designación -porque ha sido designación de Rajoy- se ha hecho sin contar con el visto bueno previo de los llamados barones regionales, que aspiraban a tener mando en el grupo parlamentario. Tanto los barones como los diputados de mayor trayectoria política y parlamentaria mirarán con lupa su forma de hacer oposición, pues hay quien teme que se sienta tentada a ser demasiado dócil con el PSOE y el Gobierno para eliminar del recuerdo la política hosca de la primera legislatura; de esa manera ella aparecería como la cara buena del PP en sus relaciones con el PSOE mientras se afianza la imagen de un Rajoy excesivamente agresivo con los socialistas y con Zapatero, lo que evidentemente no favorece al presidente del partido.

La apuesta de Rajoy es arriesgada. Sáenz de Santamaría figuraba en todas las quinielas, pero siempre había dos o tres diputados a los que se consideraba con más méritos que ella para ocupar la portavocía, como Esteban González Pons o Juan Costa. Pero Rajoy ha preferido que sea su fiel colaboradora y asesora quien se ocupe del grupo parlamentario, lo que significa que quiere presentar una imagen renovada, joven y distinta, pero también significa que el reparto de juego se va a hacer más de acuerdo con la presidencia del partido. Es difícil imaginar a Soraya Sáenz de Santamaría tomando iniciativas al margen de la sede central del partido, tanto en lo que se refiere a las portavocías sectoriales del grupo parlamentario como a la comparecencia de diputados ante los medios de comunicación.

Juega con muchas cartas a su favor; la principal, que cuenta con el apoyo absoluto del presidente del partido. Pero se equivocaría si pensara que los aplausos que recibió en la Junta Directiva Nacional eran totalmente sinceros.

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