El cuentagotas

Eugenio Chicano

El progreso y sus indefensiones

ME he venido quejando desde este Cuentagotas -sin apreciar eco ni arreglo ninguno- de cosas molestísimas que nos acompañan a diario: las pintadas en fachadas y monumentos de la ciudad, del perenne ruido que nos aturde y nos silencia, de lo soez de algunas actitudes y comportamientos y así un alto elenco de inconveniencias. No sé quién facilita nuestras direcciones y teléfonos para que últimamente nos acosen con llamadas a las horas más intempestivas vendiéndonos internet, teléfonos, cuentas bancarias, seguros y un sinfín de desatinos. Pregunto: ¿cómo comportarnos ante tan repetida intrusión? ¿Dónde se denuncian estas impertinencias...? Además de la gran molestia producida, me invade un vasto sentido de indefensión. Te encuentras solo ante un uso del progreso y sus técnicas que si no se codifican y sujetan, los problemas creados irán con el tiempo a mayores. ¡Qué difícil es la convivencia! Y todo por no haber tenido en cuenta que tu libertad termina cuando empieza la del otro.

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