Ojo de pez

pablo / bujalance

La próxima crisis

SI cuando el río suena, agua lleva, va a ser verdad que la recesión económica ha llegado a su fin. No hay político ni lumbrera financiera que no haya salido con aquello de que ya hemos tocado fondo y de que a partir de ahora sólo cabe crecer hasta que hayamos dejado atrás la crisis definitivamente. España exporta aceite de oliva y gitanillas para los televisores a mansalva, los banqueros andan felicísimos con lo bien que ha salido el rescate y el turismo está que se sale, oiga. Para crear empleo y acabar con los desahucios habrá que esperar un poco más, pero esto va por orden de lista y ya se sabe quiénes se apresuraron a coger los primeros números. Si César Alierta dice que la crisis es historia, la crisis es historia. Es verdad que hay pobres, pero ¿acaso no vivimos mejor que en el 46? Hace apenas un par de años, los optimistas eran tachados de ilusos; hoy, los pesimistas son unos aguafiestas a los que conviene no dejar un micrófono al alcance. Un servidor cree, todavía, que el único dinero que cuenta es el que está en el bolsillo de la gente, que no hay más riqueza en términos prácticos que el empleo y que mientras el paro se mantenga en los niveles actuales hablar de recuperación resulta, como mínimo, de mal gusto. Pero, en realidad, la cuestión que quería traer aquí es otra.

¿Recuerda usted cuando se decía aquello de que la crisis no era tanto económica sino de valores? Algunos analistas afirmaron que la culpa del desastre no la había tenido la burbuja inmobiliaria, sino un medido proceso de deshumanización que se había traducido en un enriquecimiento engañoso y abusivo, así como en los correspondientes ajustes por los que terminaron pagando los mismos. ¿Recuerda usted a aquel broker que rezaba cada noche por que se produjera otro estallido ? Todo el mundo se llevó las manos a la cabeza. Eso no se puede permitir, decía el respetable. De nada nos servirá salir de la crisis si no se corrige un sistema tan injusto. Parecía que había quedado claro que el crecimiento económico debía cimentarse en un crecimiento ético. Parecía.

¿Qué ocurre ahora que se habla del fin de la crisis? Ni más ni menos que lo que ya sabíamos. El único horizonte del que se habla es el económico. El único problema a solucionar es el financiero. El único motivo por el que debe reducirse el paro es el consumo. Pero no sólo no ha habido en España una preocupación por la ética, sino que se ha aprobado una ley de educación que no quiere nadie, la televisión sigue escupiendo su basura y los lobos se siguen frotando las manos. Todo se cumple al dedillo. Ya está el mantel servido para la próxima crisis.

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