El reloj andaluz

En Andalucía, los proyectos se eternizan, cuando no se quedan sólo en eso: proyectos

Los andaluces tenemos el mismo horario que el resto de los españoles, pero el reloj que nos dan atrasa de forma ostensible. En la España de las autonomías que había previsto varias velocidades en el desarrollo de la constitución de 1978, los andaluces pensamos que tras el 28 de febrero de 1980 pertenecíamos al grupo de comunidades autónomas de primera clase, pero el tiempo se ha encargado de demostrar que no. Frente a los privilegios de comunidades como Navarra y el País Vasco, amén de las prebendas con que el Gobierno central suele obsequiar a Cataluña a cambio de su infidelidad a la Constitución, a Andalucía llegan las migajas suficientes para mantener su conformismo. Y esto se ha repetido con gobiernos de distinto signo y en situaciones tanto de opulencia como de crisis.

El ministro de Fomento ha prometido un AVE para Huelva, pero sin comprometerse a fechas. Es decir que para el 2080 es probable que nuestros nietos puedan conocerlo. En Andalucía, los proyectos se eternizan, cuando no se quedan sólo en eso: proyectos. Granada lleva tres años sin conexión ferroviaria, la A-4 se desdoblará cuando se desdoble, la eliminación del peaje en la autopista Sevilla-Cádiz se dilata cada vez que cumple el plazo establecido, viajar en tren de Sevilla a Almería es recordar aquellos trenes que tardaban un día en llegar a Barcelona, sin bar donde poder tomar café o comprar un bocadillo.

Así se paga nuestra fidelidad y nuestro pacifismo. En Sevilla, capital de Andalucía, no se olvide, se fomenta el turismo a falta de otros proyectos más estables y de más lenta implantación, pero no se facilita la llegada a la ciudad desde el aeropuerto. Como el turista es mochilero y de low cost, pensarán habilitar un carril bici o una vía senderista en lugar de un tren, como ocurre en las ciudades civilizadas, que lleve al menos a Santa Justa. El Metro, al paso que va, será una realidad a final del siglo y como proyecto estrella para toda una legislatura, apenas unos centenares de metros de un tranvía que, como bien ha escrito José Joaquín León, lo que ha hecho es afear la Avenida, la calle San Fernando y la Puerta Jerez, además de robar la calle a los peatones. Mientras tanto, la imagen que muchos tienen fuera de Andalucía es que sólo vivimos para la fiesta y que el andaluz se siente cómodo con subvenciones y un pequeño subsidio. Menos mal que no ven la televisión autonómica.

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