Todo es relativo

ÁNGEL RECIO

El sexo vende

POR fin se ha estrenado la película 50 sombras de Grey. No lo digo porque tenga interés en verla que, dicho sea de paso, no lo tengo, sino porque sus responsables de marketing se habrán quedado descansando. Y los sufridos ciudadanos más. Llevan anunciándola desde hace cuatro meses, incluso en esos informativos de televisión que han perdido el norte y que después de una matanza en Siria te venden un seguro de hogar o un Actimel con toda la tranquilidad del mundo.

Tras el éxito de la trilogía -me comentan mis allegados que está muy mal escrita y no tiene ni pies ni cabeza, aunque pese a eso se han leído miles de páginas-, ahora se espera repetir el volumen de ingresos a través de la pantalla y parece que no han empezado mal. Solo en España han facturado más de 7 millones de euros en un fin de semana, una cantidad con la que se podrían hacer muchas cosas provechosas en esta ciudad. De hecho, daría para financiar el Pompidou cerca de dos años, pero eso es otra historia. Igual podría De la Torre buscar más patrocinios en la productora de este filme.

El sexo vende, al margen de que la calidad de la narración sea mejor o peor. Decían que El último tango en París fue una revolución en su época y yo me quedé frito viéndola en la tele. El mundo cambió radicalmente en apenas dos décadas y el tabú sexual ha pasado a mejor vida. Emmanuelle sería hoy la becaria atontada de cualquier actriz porno que se pueda encontrar por internet.

Lo curioso es que arrasen este tipo de películas pseudoeróticas, que no son ni chicha ni limoná. Ha señalado el actor principal que le da vergüenza verse el culo en la pantalla y que su mujer no quiere visionarla, imagino que porque no le hará gracia contemplar a su marido, aunque sea en la ficción, dándolo todo con otra. La actriz, tres cuartos de lo mismo. Si se hace una película erótica se hace y punto, con todas las consecuencias. Pero primero buscan el éxito, luego lo venden a través de una multimillonaria campaña de marketing y posteriormente, con los bolsillos llenos de dólares, vienen los falsos pudores. Las 50 sombras de Grey serán una anécdota dentro de unas semanas y nadie se va a acordar del culo de uno o el pecho de la otra. Vendrá otra película parecida, pero un paso más allá y con más publicidad. Y otra, y otra… El cine y la vida.

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