Los que siempre se ofenden

Si se manifiesta, proteste sin molestar al utracentrismo. Si procesiona ídolos, que sean sagrados

Entre la vuelta de las cinturillas altas y que, en la televisión, los Alcántara han llegado a mediados de los ochenta, a veces cuesta trabajo saber en qué año estamos. En ocasiones, parecen más lejos los efervescentes primeros momentos de la democracia, en los que el humor era rebelde y la subversión era necesaria que los años grises inmediatamente anteriores. La Fiscalía de Málaga acaba de pedir una multa sustancial para la organizadora de la Gran procesión del Santo Chumino Rebelde por ofender los sentimientos religiosos al hacer desfilar una vagina enorme como protesta por el machismo y los dogmatismos en el Día Internacional de la Mujer en 2013. Parten con ventaja los abogados cristianos, que promueven la denuncia, porque los sentimientos laicos se ofenden con menos frecuencia: ni cuando los ministros del Gobierno de España juran su cargo con un crucifijo encima de la mesa o al dificultar la movilidad de todos los malagueños cuando, cada Semana Santa, se cortan las calles del casco histórico.

A pesar de que el derecho constitucional español afirma que el límite de la libertad de expresión está en el insulto directo o en la apología de conductas ilegales y no en la ofensa a los sentimientos y creencias personales, existe una moral, que se ve como la biempensante, que se siente ofendida siempre por el flanco izquierdo. No se indignan tanto ni denuncian cuando los nostálgicos del franquismo sacan la imagen del dictador, que dio un golpe de Estado, a pasear. Esta sensibilidad de la derecha explica que la presidenta de la asociación en defensa de las víctimas del 11M, Pilar Manjón, llevara una década aguantando los insultos y amenazas en redes sociales de sinvergüenzas amparados en el anonimato del mundo virtual y que sólo se decidiera actuar contra esta impunidad de la intimidación en las redes cuando se asesinó a la presidenta popular de la Diputación de León. O que ahora se pidan dos años de cárcel para una estudiante universitaria que hizo chistes en Twitter sobre la muerte de Carrero Blanco, el llamado a suceder a Franco. Sí, ese mismo que puede sacarse a procesionar sin ofender los sentimientos demócratas de nadie.

Si se manifiesta, proteste sin molestar al utracentrismo. Si procesiona ídolos, que sean sagrados. ¿Qué se cree? ¿Que vivimos en una democracia?

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