Desde el tendido

J. A. Navarro Arias

Los tendidos no se resintieron

Palmas a la presidenta y pitos a la empresa Ana María Romero fue aplaudida al entrar al palco y Francisco Rivera Ordóñez pitado cuando Oliva Soto le hizo un brindis

LOS tendidos de La Malagueta presentaron ayer muy buen aspecto. Salvo el primer piso y la andanada de sol, la plaza parecía llena. Pero se devolvieron más entradas de las que se pudieran pensar por el aspecto del coso, según fuentes de la empresa, que no cuantifican el número exacto, pero dicen que fueron "bastantes". Cuando hay cambios en el cartel, según el Reglamento, el aficionado está en su derecho de exigir su dinero. Llegada la hora del espectáculo, el número devoluciones no se correspondió con calvas en los tendidos, será que los asistentes ayer se acomodaron algo más holgados. Y todos a la sombra porque la tarde estuvo encapotada.

Nadie se pronunció en el festejo de rejones sobre la suspensión del sábado, pero el respetable ayer tuvo dos guiños. El primero fue minutos antes de iniciarse la corrida, cuando la presidenta Ana María Romero, quien firmó la polémica acta hace tres días, entró al palco y fue recibida con algunos aplausos. Los pitos se los llevó Francisco Rivera Ordóñez, uno de los empresrios. El diestro sevillano Oliva Soto, que ayer se presentó en La Malagueta, le brindó el último toro de la tarde. Parte del respetable pitó cuando Rivera recogió la montera del torero de Camas. Fueron dos detalles que quedaron para el aficionado, pero el comportamiento general fue modélico.

Rivera es duda para sus compromisos del jueves y del sábado en Málaga. Hoy se someterá a unas pruebas, pero ayer dijo que si hay oportunidad se llamará a Cesar Jiménez, el otro de los toreros que el sábado se quedó sin torear, tras hacerlo ayer Manolo Sánchez y Soto.

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