Cenacheriland

Ignacio del Valle

La torre y el hoyo

Bienvenido a Cenacheriland. Tierra de gracia. Ciudad de oportunidades. Cenacheriland siempre moderna. Aquí se teje un futuro hospitalario. Promesa de buena vida. En Cenacheriland boca a oreja se imparte muy popular justicia. Con los banastos por balanza de la ley al hombro. Con el pescado coleando listo para pregonar. A voces, piando a tecla herida, cabildo, feria y letra carnaval. Gresca sin cuartel en la agenda de hoteles tertuliables. La torre del puerto, proyecto a Seguí y el Moneo del Hoyo de Esparteros. Se comparan ambas opciones con uñas, mordiscos, desayunos, jornadas y altos fondos.

Por junio de 2012 cuando al arquitecto de autor, Moneo, le arreciaba la Mundial, no sabía lo que le esperaba. Nos dio una lección de urbanismo en las narices y documentó su asunto tirando de archivo histórico. Cómo se había desordenado la orilla del río. Tinglados efímeros. Su proyecto revitalizaría la zona y proponía reconstruir el edificio del conflicto conservacionista unos metros más allá. La promotora tras tanto retraso sigue buscando financiación a Guadalmedina revuelto.

La cultura del parné es así. Lo aprendemos jugando al Monopoly. Un solar y cuatro casas suman para un hotel. Es negocio sobre el tablero. Respecto al dique de levante, la torre del puerto cuenta con el apoyo de la mayoría de partidos de la carcasona del parque, de la junta y de la economía azul (Semejante unanimidad es paradójica si comparamos con el calvario de las obras del metro). Otro cinco estrellas con vistas al gran lujo. Va en juego y en casino mucho euro. Sume puestos de trabajo ibis, ivas, tasas y pontazgos. Pero también imagine una exclamación imborrable en la bahía. Reste votos.

A veces en Cenacheriland nos entra complejo de inferioridad. Soñamos con una fachada marítima hongkonesa o de Benidorm. Mucho del París que se turistea romántico y cuadriculado se debe a la piqueta y reforma de Napoleón. La Torre Eiffel era desmontable. En Roma, Mussolini también trató como suya la avenida de la Conciliación tirando abajo un callejerío infernal. Así ganó la plaza de San Pedro más teatralidad. Por obra y gracia del ordeno y mando. El dilema de lo nuestro es la gran responsabilidad de alterar la línea limpia del cielo, o lo que queda de ella. La chimenea de la cementera de la Araña mide aproximadamente 114 metros. El proyecto arañacielos del puerto llega a los 135 metros en toda la frente de la postal. En Cenacheriland todo es posible. En Cenacheriland se malvive y se queja uno mejor. Hay teorías acerca de que por estos aledaños convivieron Neandertales con Homo Sapiens. Sus descendientes supongo que lo seguimos haciendo. Rascacielos, cueva u hoyo, a los vecinos qué más nos da. Ya está decidido sin contar con usted.

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